análisis

Propósito de enmienda, qué remedio

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Iosu de la Torre

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El Barça afronta el nuevo curso con propósitos de enmienda sobre la temporada en que se ganó la Liga y se perdió la Champions (en semis) y la Copa (en la final). Vuelven a escucharse la mezcla de deseos y promesas ante los nuevos retos, los mismos retos. Qué remedio.

De boca del presidente Bartomeu, en el penúltimo órdago de su carrera hacia la meta del final de mandato. De boca del capitán Messi, reeditando la conjura de hace un año, sin citar la copa tan linda pero reivindicando el valor de la Liga, «8 de 11», masticándose los propósitos con idéntico ahínco al empleado con el chicle de su arenga.

Y de boca de Valverde, prometiéndolo todo esta vez tras pedir disculpas por la frustración generada, con el subrayado firme de su índice izquierdo.

El futuro lo rubricará Messi. En este presente ya nada es lo que era. Empezando por el trofeo Joan Gamper. Hay socios que muestran la desolación que les produce asistir a un cambio medioambiental tan dramático como el de compartir asiento con un grupo de turistas de no sé dónde y no con los compañeros de grada de toda la vida. Señalan al 'seient lliure' como origen de la calamitosa medida de tener que pagar por asistir al Gamper como la desnaturalización de las esencias y lamentan que el torneo ya no es aquella primera cita con el equipo donde se olfateaba qué podía dar de sí la temporada. Surgía el 'aquest any, sí,' recogido en las crónicas del día siguiente, a tenor del fútbol exhibido en esas noches de Gamper de sesión doble. 

Otro tiempo del que sigue imborrable la aparición de aquel Messi que enamoró a Capello, que lo pidió prestado para la Juve. La globalización convirtió el fútbol espectáculo en gran negocio, en máquina de fabricar billetes, en giras asiáticas o americanas rentabilísimas... El 'més que un club'hoy es el eslogan de la universalización que lo engulle todo. No vale protestar ni salirse del guion. Menos mal de Messi. Vayánse a la enmienda.