Falta de financiación

La universidad ante el desgobierno

El desinterés de Torra por el sistema universitario catalán es palpable

Ilustración de Leonard Beard

Ilustración de Leonard Beard / periodico

Albert Branchadell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El día 17 de junio, en la gala del Premi Llibreter 2019, la consellera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, aprovechó el marco incomparable de la Sala Gran del TNC no para hacer una loa del libro y de los libreros sino para proclamar que es miembro de "un gobierno que gobierna". Pocos días antes el presidente de la Generalitat, Quim Torra, había explicado de qué manera está gobernando. En su declaración institucional tras el juicio del 1-O, Torra subrayó que su compromiso ha sido "trabajar desde el primer momento para que Catalunya se convierta en un estado independiente".

Mientras el presidente anda repitiendo su mantra en todas las ocasiones que se le presentan, los problemas del país afloran, se agravan y se acumulan. Un ejemplo sangrante es el de financiación de las universidades públicas de Catalunya, con la Universidad Autónoma de Barcelona a la cabeza.

Situación insostenible

El pasado 30 de mayo todos los miembros del Claustro de la UAB –desde el estudiante más anticapitalista hasta el funcionario más casposo, desde el independentista más fogoso hasta el constitucionalista más recalcitrante– se pusieron de acuerdo para aprobar una declaración que insta al gobierno de Torra a llevar a cabo una mejora "inmediata" de la financiación pública del sistema universitario catalán, que sufrió un recorte de 200 millones de euros durante la crisis, y también a habilitar los mecanismos que permitan revertir la situación económica "insostenible" en que se halla la UAB en particular, que se vio obligada a cerrar el ejercicio 2018 con un déficit de 3,2 millones de euros. En este marco desastroso, un problema especialmente punzante es el del relevo generacional: en el caso de la UAB, la edad media del profesorado permanente es de 56 años, y entre las 1.500 personas que lo forman solo hay 32 menores de 40 años.

Tres días después del Claustro extraordinario de la UAB, la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP) saltó a la palestra con un comunicado del mismo tenor: el conjunto de universidades públicas reclama que el Gobierno de la Generalitat tome decisiones "reales y efectivas" para llevar a cabo una mejora inmediata de la financiación del sistema universitario catalán que permita revertir la situación en la que se encuentra, una situación "que puede comprometer el futuro de Catalunya".

El desinterés de Torra por el futuro de la universidad se hizo palpable en el pleno del Parlamento, donde el presidente compareció el día 13 de junio para rendir cuentas de la acción de gobierno durante su primer año de mandato. El SOS de la UAB y del conjunto de rectoras y rectores del sistema universitario catalán no mereció ningún comentario presidencial. De hecho, en su alocución Torra no pronunció la palabra "universidad" ni un sola vez. En el turno de intervenciones, el portavoz del Grupo Socialista, Miquel Iceta, sí que mencionó las quejas de los rectores y rectoras y recordó el recorte presupuestario infligido a las universidades públicas catalanas. La portavoz de En Comú Podem, Jèssica Albiach, también se refirió a la "dramática" situación de las universidades. Pero los portavoces de los grupos que apoyan al gobierno se olvidaron también del asunto. Sergi Sabrià, de ERC, y Albert Batet, de Junts per Catalunya, optaron por sendas intervenciones políticas: Sabrià dijo que su partido defendería la república catalana por doquier, "porque solo así el país podrá avanzar nacionalmente", y Batet remachó que el proyecto independentista es el único que puede hacer un país mejor. Y ambos dedicaron más tiempo a criticar al "tripartito del 155" que a elogiar la presunta acción de gobierno de Torra.

En su respuesta Torra afirmó que sigue decidido a cumplir su plan de gobierno y a seguir trabajando para toda la ciudadanía, y remarcó que se debe al mandato de las elecciones del 21 de diciembre del 2017. La verdad es que, en materia universitaria, no estaría nada mal que el gobierno de Torra respetara ese mandato. El programa electoral de JxC promete "incrementar la financiación para las universidades y centros asociados a la altura de las necesidades existentes y de las del país al que dan servicio". El de ERC defiende "un sistema universitario catalán que responda a las necesidades de la sociedad y que disponga de una financiación adecuada", en todo caso homologable a la de los países más desarrollados (2% del PIB). Si en otros tiempos se arengaba al grito de "presidente, ponga las urnas", ahora lo revolucionario sería pedir "presidente, póngase a gobernar de verdad".