Una historia de fantasmas

'Los elementales', de Michael McDowell, muestra una casa encantada, pero contiene también elementos de comedia y de crónica social

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Ramón de España

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Las historias de terror suelen tener unas reglas muy estrictas, pero hay quien se las salta y se marcha de rositas. Fijémonos en el escritor norteamericano Michael McDowell (1950 – 1999), cuya novela más alabada, 'Los elementales' (1981), llegó hace unas pocas semanas a algunas librerías de Barcelona por cortesía de la editorial argentina La Bestia Equilátera, que la publicó el año pasado. Este fascinante artefacto es, en principio, la historia de una casa encantada, con sus fantasmas y demás, pero contiene también elementos de comedia y de crónica social. Sorprendentemente, el engendro ha salido muy bien y funciona perfectamente en todos sus géneros, hábilmente mezclados por el extraño señor McDowell -un tipo que coleccionaba objetos relacionados con la muerte, como ataúdes de niños y cosas no menos siniestras, en tal cantidad que, tras su fallecimiento, el alijo se vendió a una universidad de Estados Unidos, donde se expone desde el 2013-, que se ganó la vida escribiendo libros a su nombre y con seudónimo y colaboró en un par de guiones para Tim Burton, 'Beetlejuice' y 'Pesadilla antes de Navidad'.

'Los elementales' narra las desdichas de dos familias de Alabama -tierra natal del autor- que han pasado todos los veranos en sus casas junto a la playa en la localidad de Beldame, que no sé si es real o inventada. Solo hay tres mansiones en esa zona recóndita del estado: la de los Savage, la de los McCray y una que siempre ha estado deshabitada y, según se supone, trufada de seres del averno. Los Savage y los McCray han sido muy felices en su retiro veraniego, llegando a considerar la casa de los fantasmas como una especie de vecino un pelín molesto, pero inofensivo. Hasta que un verano la cosa se desmanda y ya no hay manera de seguir ignorando el horror que tienen al lado.

Terror e hilaridad

Extraña mezcla de Lovecraft Carson McCullers, 'Los elementales' -nombre con el que se conoce a los siniestros habitantes de la tercera casa- provoca al mismo tiempo el terror y la hilaridad, pues los Savage y los McCray son disfuncionales no, lo siguiente. Otro habría escrito dos novelas con este material: una sátira social y una historia de horror. El peculiar McDowell prefirió una mezcla aparentemente imposible y salió muy bien librado, constituyendo todo un descubrimiento para quién esto firma. Cuando murió de sida en 1999, trabajaba en una secuela de 'Beetlejuice' y una novela que terminó Tabitha King, esposa de un gran fan de McDowell, Stephen King.