El discurso de Rufián

La beatificación de Junqueras

ERC deseaba un Gobierno con los morados y comunes presionando desde dentro para abordar la cuestión de los presos independentistas tras la sentencia

Gabriel Rufián, durante su discurso en la última jornada de la investidura.

Gabriel Rufián, durante su discurso en la última jornada de la investidura. / periodico

Joaquim Coll

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¡Sorpresa! Gabriel Rufián, quien durante años ha encarnado la figura del matón navajero, se abona ahora al discurso de la “responsabilidad” y alardea de que ERC ha hecho un enorme gesto de “generosidad” con su abstención en la investidura fallida de Pedro Sánchez. Ha recibido por ello aplausos que olvidan su retórica hasta hace dos días cargada de provocación, el intento por convertir el Congreso en un circo, su solemne promesa de irse a los 18 meses, las 155 monedas de plata o el boicot a los Presupuestos Generales, lo que motivó el adelanto electoral en abril. Aunque su oratoria sigue siendo fanfarrona, bienvenido sea el cambio de tono. Lo que llama mucho la atención es el enorme interés de los republicanos en que PSOE y Unidas Podemos se pusieran de acuerdo. En realidad, más que la reelección de Sánchez, lo que  deseaban era un Gobierno con los morados y comunes presionando desde dentro para abordar la cuestión de los presos independentistas tras la sentencia.

ERC ha comprado la fórmula propuesta por Jaume Asens Jaume Asens de una reforma del Código Penal para modificar el delito de rebelión que permita aplicarlo retroactivamente a los presos del 'procés'. Saben que la condena que está redactando Manuel Marchena irá por ahí (¿rebelión en grado de tentativa?), pues hasta Javier Melero, el mejor abogado de las defensas, ya lo contempla como probable. Esa reforma penal sería una alternativa al indulto del Gobierno, políticamente muy difícil y que los propios condenados rechazarían. Entre tanto, Rufián se dedica a la beatificación de Oriol Junqueras de quien ha elogiado en Twitter que “tras dos años en una celda sin sus hijos puede apostar por la palabra y no por el odio”. Dirigiéndose a Sánchez e Iglesias les dice “espero lean los cuentos que él no puede leer a sus hijos y reflexionen…”. Lo peor no es que sea falso que el líder de ERC lleve ya dos años en la cárcel (cifra que se da por buena desde hace meses) sino el abuso del sentimentalismo, el recurso constante al sufrimiento de sus hijos y la incapacidad de pedir perdón.