Peccata minuta

'¡Alça, Manela!'

Parece ser que ERC y JxCat han decidido apartarse tácticamente de los polos: ni unilateralidad ni ascos al PSC-PSOE

Quim Torra

Quim Torra / ACN / MARIONA PUIG

Joan Ollé

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Parece ser que las dos grandes formaciones independentistas, ERC y JxCat, han decidido apartarse tácticamente de los polos: ni unilateralidad ni ascos al PSC-PSOE, reconociéndole por lo bajinis que echase agua al vino de lo que podría haber sido un 155 más borracho, sin mossos ni TV-3. Clamoroso: a medida que unos y otros han ido escandalizándose del diabólico pactismo del adversario, ellos mismos, para no ser menos, se entregaban con ahínco a arrambar con todas las sillas restantes, tal vez porque el plácet les llegaba desde la autorizada voz de Jordi Cuixart detrás de las rejas. No hay que ser Maigret para adivinar que el magno cabreo de Maragall Dos por el acuerdo alcanzado en la Diputación de Barcelona está más que vinculado a una cierta resignación a las bondades autonómicas -¡y provincianas!- así como al “alça, Manela, la pela és la pela”, ripio ante el que se debilitan fortísimas convicciones.

El mensaje de Jordi Sànchez Jordi Sànchez es muy otro: prescindiendo de todo consejo u orden a las instituciones, se dirige directamente al “pueblo”, exhortándole a salir una y mil veces a su calle si el resultado del juicio comportase un solo minuto de cárcel, lo que no deja de ser unilateralismo, al consagrar a ANC y Òmnium como únicas fuerzas fiables, para, de paso, anatemizar a Govern y partidos por intentar sacar tajada de sus lazos amarillos. Si los gobernantes no gobiernan, ¿por qué no darles puerta y asignar sueldo y coche oficial a Paluzie y Mauri, que son quienes mandan de verdad? O, ya puestos, proclamar la anarquía.

Puigdemont, ante la imposibilidad de parar los acuerdos antinatura con su mando a distancia, se ha puesto a deliberar a lo Rodin, mientras las de la CUP, replegadas lejos del mundanal ruido en penitente asamblea rumían qué quieren de mayores; la primera impresión: que, renunciando a ser la mosca esquizocojonera del Govern, desean reciclarse en un deprimido partido al uso.

Una encuesta de EL PERIÓDICO nos contaba el lunes que el independentismo seguiría siendo parlamentariamente mayoritario si las elecciones se hubiesen celebrado antes de la riña de gatos, como también que ERC y PSC crecen  y JxCat y Cs (las derechas) van a peor. Antes de fin de mes tendremos -o no- nuevo Gobierno central. Puigdemont y Torra dicen no querer elecciones catalanas post-Marchena. ¿Por qué será? En Catalunya no hay Vox ni casi PP ni monarquía. La pelota catalana está en el tejado del narcisismo de la izquierda española.