Opinión | Editorial

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Unidad por la seguridad en Barcelona

El aumento de robos y hurtos está certificado en datos, pero el tremendismo no contribuye a solucionar el problema

Dos agentes de los Mossos se llevan en coche a un carterista detenido en el metro por hurto

Dos agentes de los Mossos se llevan en coche a un carterista detenido en el metro por hurto / ACN / ELISENDA ROSANAS

Barcelona, al igual que otras grandes ciudades, tiene un problema creciente de inseguridad. Cabe asumir la situación sin alarmismo, pero sin minimizar el problema. El último Barómetro Municipal ya reflejaba la creciente preocupación de la ciudadanía. Los datos avalan la percepción de inseguridad. Los robos violentos han aumentado en un 31% en el primer trimestre del año (3.549). Un 28% más que en ese mismo periodo del año anterior. También los hurtos se han incrementado en un 9,3%. Los datos no son buenos, pero tampoco deben leerse en clave tremendista. Barcelona no es una ciudad peligrosa, aunque urge revertir la deriva de los últimos años.

La Junta de Seguridad Local se reúne hoy convocada por la alcaldesa Ada Colau. A ella acudirán todos los agentes implicados en el tema. Desde representantes del Gobierno, la Generalitat, Guardia Urbana, Mossos, Policía Nacional, Guardia Civil y Fiscalía. Cabe requerir coordinación, valentía y lealtad para afrontar la situación. Así como orillar el uso partidista o institucional con el que tan a menudo se pervierte el debate de la seguridad. El ‘conseller’ Buch ya ha anunciado que se destinarán 320 mossos d’esquadra más en Barcelona ciudad. La medida es positiva, si bien las dimensiones del problema requieren un plan estratégico completo que se desarrolle en el campo policial, pero también social y legislativo.  La tipificación de delitos y el tratamiento legal a los reincidentes están en el centro del debate.

Es evidente que el aluvión turístico actúa como reclamo de bandas y mafias. Ayer mismo, los Mossos llevaron a cabo un operativo contra un grupo violento que se centraba en el robo de relojes de lujo a turistas. Pero también los comercios y el conjunto de la ciudadanía son víctimas diarias del latrocinio. La ola de robos que desde hace meses sufren los vecinos y comercios de Sant Antoni ha llevado al barrio a sumar fuerzas e implicar a la población en la campaña Vigila. En la Barceloneta se han activado patrullas ciudadanas y los hoteles también están adoptando medidas. La implicación de los vecinos en la lucha contra la inseguridad es importante, pero de ningún modo debe suplir a las instituciones ni trabajar al margen de ellas.

La decisión del nuevo consistorio de nombrar un teniente de alcalde centrado exclusivamente en seguridad es una valiosa declaración de intenciones. La situación no será fácil de revertir, pero un mensaje de firmeza claro e inequívoco era imprescindible.