Al contrataque
Forzando el divorcio
Que Alfonso Alonso y Pablo Casado no se tragan es algo que el primero no tiene intención de disimular. Todo esto le sirve para moldear eso que ahora está tan de moda: el relato de la separación
Cristina Pardo
Periodista
Cristina Pardo
El PP vasco anda indignado con la dirección nacional y tiene pinta de que, entre unas cosas y otras, están preparando el terreno para el divorcio definitivo. El motivo, en esta ocasión, ha sido el error cometido por el popular Juan Carlos Cano, que votó a favor de que Bildu presida la Comisión de Derechos Humanos en las Juntas de Guipúzcoa. La dirección del partido ha decidido abrirle un expediente, a pesar de que este hombre tiene un largo historial en la lucha contra ETA y además, ha explicado de manera bastante convincente a qué se debió la equivocación: dicha comisión dependía antes de un departamento y ahora, de otro; eso le habría llevado a hacerse un lío.
Lo cierto es que, además, su voto en contra no habría cambiado las cosas porque, muy a pesar del PP vasco, sus representantes no son decisivos en ninguna institución. Por otro lado, Cano ha dicho que para evidenciar que en realidad está en contra de lo conseguido por Bildu, no va a participar en la comisión en cuestión. El error en esa votación es un error de bulto. Eso es innegable. Constituye, además, un doble torpedo en la línea de flotación de Pablo Casado. En primer lugar, porque ya sabemos que una de las razones que aduce para no investir a Pedro Sánchez es su relación con “los que tienen las manos manchadas de sangre”. Toda su campaña giró en torno a la falta de escrúpulos del líder del PSOE a la hora de buscar aliados, de hecho.
En segundo lugar, el error de Cano ha dado alas a Ciudadanos y a Vox y ya sabemos que esos dos partidos, junto con el PP, están en carrera por condicionar la estrategia de la derecha en nuestro país. Así que Casado ha abierto un expediente al juntero guipuzcoano, porque no tenía mucho margen para nada más. Los líderes vascos, Alfonso Alonso o Borja Sémper, pueden indignarse todo lo que quieran o mantener que la apertura del procedimiento de sanción es “desproporcionada”.
Pero si Casado no lo hace, cada vez que quiera reprocharle a Sanchez sus pactos con Bildu, él quedará en evidencia. Mi opinión es que actúa solo por eso. Es un gesto, nada más. No obstante, este nuevo encontronazo sirve para apuntalar la decisión del PP vasco de convertirse en una formación autónoma, independiente de Génova. Que Alonso y Casado no se tragan es algo que el primero no tiene intención de disimular. Todo esto le sirve para moldear eso que ahora está tan de moda: el relato de la separación.
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