Análisis

Canción de política y fuego

La política ha inventado una fórmula muy eficaz para sacar rédito de los desastres sean naturales o humanos. Se llama comisión de investigación y consiste en convertir la sala parlamentaria en un plató por el que desfilan cuantos más testimonios mejor

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Jordi Mercader

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Joan Saura se pidió la Conselleria de Interior del segundo tripartito argumentando que los buenos resultados electorales de ICV así lo exigían. Sus deseos se hicieron realidad y luego sufrió un acoso descarnado porque la oposición convergente le eligió como diana política para asentar sus expectativas en las urnas. De lo sucedido a Saura (mucho y variado), tal vez lo más injusto fue la acusación de ser el responsable de la desgracia de Horta de Sant Joan, incluso de obstruir a la justicia para evitar la investigación sobre aquel fuego forestal, insinuación desestimada por la jueza de Gandesa.

Josep Pallás, el superviviente de la bola de fuego que arrolló a sus cinco compañeros, decía hace poco en TV-3 que la fuerza de la naturaleza no se puede dominar al cien por cien, que aquel fuego no se podía controlar y que la tragedia se produjo por un cúmulo de circunstancias.  Y añadió: "hay un momento en que los bomberos debemos retirarnos pero en aquellos años esto todavía no se entendía ni profesionalmente, ni políticamente ni socialmente". La serenidad del sobreviviente, alcanzada tras un largo proceso para asumir lo sufrido, contrasta con el estado de excitación política desencadenado en el Parlament hace 10 años.

La política ha inventado una fórmula muy eficaz para sacar rédito de los desastres sean naturales o humanos. Se llama comisión de investigación y consiste en convertir la sala parlamentaria en un plató por el que desfilan cuantos más testimonios mejor. Los diputados les formulan preguntas y aprovechan para atizar al responsable del gobierno en la materia estudiada sin miramientos y, a veces, sin fundamento. Da igual que la justicia investigue aquellos mismos hechos impidiendo las más de las veces que los llamados a declarar deban abstenerse de aportar datos relevantes, en el Parlament no se imparte justicia, solamente se hace política. Y a la postre, da exactamente igual que las conclusiones de responsabilidad o absolución fijadas por los tribunales vayan a coincidir con las proclamadas por la comisión, el resultado ya se ha obtenido.

El fuego y la política mantienen una relación contradictoria. A los políticos, en general, el fuego solo les quita el sueño cuando las brasas todavía están vivas y la tragedia humana o económica colapsa la actualidad informativa. El paso del tiempo enfría la urgencia y cuando llega la temporada de elaborar los presupuestos, el recuerdo de lo dicho sucumbe habitualmente ante la penuria financiera y las prioridades sobrevenidas o inventadas. La situación actual de la plantilla de bomberos es la demostración empírica de dicho patrón. Habrá que estar atentos al borrador de los nuevos presupuestos. Hace unos meses, los bomberos consiguieron un acuerdo para ampliar sus dotaciones en 1.000 nuevos agentes en cuatro años. Y si tienen alguna sospecha sobre el interés parlamentario de estas cuestiones, revisen las imágenes de la interpelación a la 'consellera' de Agricultura del otro día sobre el incendio de Ribera d’Ebre.