Reggaeton noruego

La deliciosa burrada del grupo Nanowaar of Steel debería convertirse en la canción de este verano

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Ramón de España

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Desde que Georgie Dann arrojó la toalla -nunca mejor dicho-, la canción del verano ya no es lo que era. Ahora nos hemos de conformar con la charlotada anual de Leticia Sabater, y este año ni eso, pues la condenada no da señales de vida y no tenemos ni una triste salchipapa que llevarnos a la oreja. Menos mal que aún queda gente que intenta conquistar el verano (seudo) musical con sus ocurrencias. Es el caso del grupo italiano Nanowar of Steel, practicantes de lo que ellos llaman freak metal, que consiste en un pitorreo implacable del rock duro y el metal pesado. Buceando por YouTube, he dado con su última y deliciosa burrada, que atiende por 'Norwegian Reggaeton' y debería convertirse en la canción de este verano: en solo una semana ya ha superado el millón de visualizaciones (¡y tres de ellas son mías).

Como indica su nombre, este temazo es una mezcla imposible de reggaetón y metal satánico, una subsección del heavy metal que goza de especial popularidad en Noruega (estos tíos no dan puntada sin hilo), donde el satanismo musical tiene mucho predicamento: recordemos al grupo Mayhem, que alternaba los conciertos con la quema de iglesias hasta que el más chiflado de la pandilla decidió asesinar a martillazos al cantante, un cenutrio inofensivo que se hacía llamar Euronymous y que en la película que se rodó al respecto tenía los rasgos de Rory Culkin, el hermano del Macaulay Culkin homenajeado por Ladilla Rusa en una de sus canciones).

Rodado en una playa cutre y con unas jacas apañadas que le dan al 'twerking' con más buena intención que resultados psicalípticos, 'Norwegian Reggaeton' alterna el inglés y el español en una letra satánico-caribeña de mucho fuste. En un momento dado, el satanista que canta se quita la peluca, se convierte en Pitbull y le sopla a los Cranberries el célebre estribillo histérico de su éxito 'Zombie', con la intención, supongo, de que la pobre Dolores O'Riordan se remueva en su tumba. Gracias a su desfachatez y su cutrerío, el videoclip de 'Norwegian Reggaeton' es una obra maestra de la chufla contemporánea que ofrece una oblicua respuesta a aquella vieja pregunta de Frank Zappa acerca de si el humor tenía cabida en la música.

En la música, no sé, pero es evidente que en el despiporre en que se está convirtiendo el mundo pop figura en un puesto de honor.