Más agresividad, menos catalán

Premisa: el catalán es una lengua de adhesión, no de imposición. Si la arquitectura jurídica y el poder político dispusieran de instrumentos eficaces, es decir severos, de protección en los espacios públicos y en la sociedad existe un gran consenso para que avanzara en los privados, se podría revertir esta precariedad, no prevista ni deseada por la normalización lingüística. Al no haber instrumentos legislativos, políticos ni sociales a la vista, los defensores del catalán solo disponen de un factor, posible pero hipotético, de recuperación o de freno del retroceso: la adhesión, el convencimiento. Los condicionantes externos y eternos, en buena parte provenientes aún del asimilacionismo hispánico, no desaparecerán ni perderán fuerza. Al contrario, son más sutiles y más eficaces que nunca, y no siempre por perfidia, que quizá ya ni sería necesaria, sino por el peso de las lenguas mayoritarias. El cambio de tendencia, si cambio puede haber, debe venir de dentro.

Los defensores del catalán solo disponen de un factor del freno del retroceso: la adhesión, el convencimiento

Como Catalunya, como Barcelona, el catalán pierde personalidad, carácter, estilo, visión, aliento, elocuencia, energía, frondosidad, expresividad, savia, manera inalienable de estar en el mundo. La degradación, la banalización y la desvitalización no provienen de los enemigos ni de factores externos. Al contrario, son obra exclusiva de sus defensores, por lo menos teóricos. Reponerse de la postración no es fácil. Requiere en primer lugar humildad institucional y política para el reconocimiento, no la ocultación, de las patologías. En segundo, predicar del catalán que es un tesoro de todos, lo usen más o menos, no un arma de nadie contra nadie. Con agresividad no se genera adhesión. El tercer requisito para reconvertir el atractivo del catalán atractivo es la eliminación drástica del 'catanyol' en los medios públicos y en la literatura. Lengua redundante es lengua muerta. El cuarto, que el idioma vehicule el gran rasgo diferencial de los catalanes, la aspiración a una sociedad horizontal e inclusiva. El resto llegaría solo.