El 'no' a Sánchez

La (ir)racionalidad de Ciudadanos

Resulta inaudito que el partido naranja renuncie al Gobierno teniendo en cuenta que los incentivos selectivos que esto proporciona podrían ser fundamentales para su supervivencia

Albert Rivera e Ines Arrimadas en la reunión permanente de Ciudadanos

Albert Rivera e Ines Arrimadas en la reunión permanente de Ciudadanos / periodico

Astrid Barrio

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Una de las teorías más clarificadoras de la ciencia política para explicar el comportamiento de los partidos fue formulada por Wolfwang G. Müller y Kaare Strom en su obra 'Policy, Office or Votes?'. En síntesis estos autores sostienen que los partidos persiguen tres objetivos fundamentales: participar en la formulación de las políticas públicas, obtener puestos en el gobierno y maximizar los votos. Tres objetivos que raramente pueden ser satisfechos simultáneamente y que hay que priorizar. Entienden, además, que perseguir votos es un objetivo instrumental para satisfacer los otros dos.

A la luz de esta teoría el comportamiento de Albert RiveraAlbert Rivera con respecto a la formación de Gobierno resulta poco comprensible. El PSOE Ciudadanos son una coalición mínima ganadora, suman 180 escaños, de los que 57 corresponden al partido naranja, una importancia numérica que le permitiría ocupar puestos importantes en el Gobierno. Es además una coalición ideológicamente conectada tal y como quedó patente en las 200 medidas que ambos partidos fueron capaces de acordar en el 2016, lo que proporcionaría a Cs un peso decisivo en la orientación de las políticas y hacer efectiva, como nuevo partido, su agenda de regeneración.

Pero en vez de optar por satisfacer de manera inmediata los que se consideran los objetivos más importantes del partido, la obtención de puestos en el Gobierno y la influencia en las políticas, se decanta por tratar de sustituir al PP como principal partido de la derecha, es decir por priorizar los votos, un objetivo instrumental a medio o largo plazo, cuya consecución no está nada clara y más teniendo en cuenta la elevada volatilidad de la política española. Y precisamente por ello resulta más inaudito que Ciudadanos renuncie al Gobierno teniendo en cuenta que los incentivos selectivos que esto proporciona podrían ser fundamentales para su crecimiento y su desarrollo organizativo y por tanto para su supervivencia como partido.