Opinión | Editorial

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Las obras de la línea 1 del metro

Ante la evidencia de que las alternativas ofrecidas por TMB son insuficientes, parece obligado repensar y reforzar los servicios

Una de las paradas del servicio especial lanzadora en Clot con pasajeros que vienen de Fondo, esta mañana

Una de las paradas del servicio especial lanzadora en Clot con pasajeros que vienen de Fondo, esta mañana / FERRAN NADEU

Nunca hay un momento óptimo para emprender obras en la ciudad. Realizarlas en verano supone minimizar los daños, pero es innegable que la vida de los ciudadanos se ve alterada por la incomodidad. Si las obras inciden en un servicio básico como es el metro y afectan a un largo recorrido, las molestias se multiplican. Este es el caso de los usuarios de la línea 1 del metro de Barcelona que, desde el pasado 29 de junio, se ven obligados a cubrir el trayecto entre las paradas de Clot y Fondo (Santa Coloma de Gramenet) por vías alternativas. Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ofrece rutas alternativas con dos servicios de lanzaderas, pero <strong>la propuesta está muy lejos de satisfacer a los usuarios</strong>.

Los vecinos denuncian que los desplazamientos se han convertido en un largo y extenuante suplicio que llega a sumar una hora más al viaje, además de incluir varios transbordos y, en numerosos casos, caminar durante muchos minutos. Los trayectos no los hacen trazos marcados en un mapa, sino personas. Cada una con unas capacidades distintas. Y las posibilidades de movilidad no siempre son las que corresponden a un cuerpo en plena forma. El calor añade dificultades extras. Los testimonios recogidos por este diario son ilustrativos. La incomodidad no puede degenerar en un grave problema de movilidad como están soportando estos vecinos. Es evidente que las alternativas ofrecidas por TMB son insuficientes. Parece obligado repensar y reforzar los servicios.