Análisis

¿Quién dijo que el turismo flaqueaba?

Hay que preocuparse mucho menos por el número de los que vienen y mucho más por disponer de una oferta que favorezca un gasto superior

Turistas por el Paseo del Prado de Madrid.

Turistas por el Paseo del Prado de Madrid. / periodico

Josep-Francesc Valls

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Algunos agoreros, con escaso fundamento científico, adelantaron previsiones sobre el turismo español con excesiva frivolidad. Por desgracia, pocos meses después, aquellos análisis se los llevó el viento y ellos solos se han desacreditado. Pues bien, datos gubernamentales afirman que en verano nuevamente vamos a repetir récords turísticos.

Nos interesan sobremanera las previsiones sobre el gasto promedio de los turistas en España. Se va a incrementar en un 3,2%. Entre junio y septiembre aumentarán este verano los turistas en un 1,7%, pero el gasto casi le dobla. Y si el verano es bueno, el año 2019 también. 

En el 2018, el incremento del número de turistas resultó ser de un 0,7% superior al año anterior, mientras que el gasto superaba el 3,1%. Proyectando estas cifras al 2019, podríamos afirmar que mientras crece ligeramente el número de visitantes, los que vienen gastan bastante más. Frente a los agoreros, caminamos por la buena senda. Aparece un consenso general de que no nos interesan cuantos más mejor, sino los adecuados que dejen más dinero y se dispersen a lo largo del año.

Los mercados vecinales –Francia, Alemania y Gran Bretaña- no dan síntomas de agotamiento. La cercanía, el sol, la confianza en un destino seguro como España, y sobre todo los precios y el conocimiento del lugar viabilizan el mantenimiento de estos mercados, descontando incuso la amenaza del Brexit. El excelente trabajo comercial de las OET’s ha hecho el resto. El centro y norte de Europa tampoco muestra variaciones importantes. Tanto el mercado vecinal como el del resto de Europa no corre excesivos riesgos, si las condiciones del cambio climático no modifican a medio plazo el escenario.

El Gobierno está trabajando intensamente dos mercados. Por su empuje, el norteamericano y el chino se ofrecen como añadido o como reposición, sean cual sean las vicisitudes que puedan ocurrir. Lo bueno de ambos es que su interés no es la playa sino las ciudades, el interior y su territorio y patrimonio.

En el Mediterráneo, la competencia tampoco presiona de forma excesiva. Es verdad que por esta vía nos arrebatan turistas, pero por suerte se trata de una oferta más barata, lo cual nos obliga a ingeniárnosla con propuestas mejor elaboradas. Aparecen condiciones favorables para la recuperación de Egipto, Turquía, Croacia y Serbia: el primero, como efecto rebote, después de una situación de emergencia; y los otros tres países por hallarse en la zona norte del Mediterráneo, diríamos la más segura. No ocurre así en el sur del Mediterráneo donde los efectos de las primaveras árabes y derivados siguen lastrando el crecimiento de los flujos turísticos.

Estos datos permitirían afirmar que, a pesar de los desmanes que se cometerán en verano y el montón de disfunciones existentes, el sector está ingresando en una nueva etapa. Más calidad, más experiencia, cuidado del medio ambiente y aplicación de la economía circular, digitalización, innovación son conceptos interiorizados entre los empresarios del sector. Ello significa preocuparse mucho menos por el número de los que vienen y mucho más por disponer de una oferta que favorezca un gasto superior.

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