Ideas

Evaluarse para quedar bien

El historiador y pensador Marc Fumaroli.

El historiador y pensador Marc Fumaroli. / periodico

Xavier Bru de Sala

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Tan o más oculto que un protocolo de Sión, hay un método de aplicación universal para autoevaluarse en materia de desarrollo cultural (sostenible, claro). Las olas del mar no miden su altura y la exhiben, los vientos no han inventado la escala Beaufort ni los terremotos la de Richter. La sanidad y la enseñanza se ven obligadas a presta atención a la reacción de los usuarios. Los restaurantes hacen lo posible, y algunos hasta trampas, para ser bien valorados en la red. En cambio -como si los estudiantes se pusieran ellos mismos las calificaciones- los profesionales de la cultura urbana la evalúan, se evalúan, sin la intervención de ningún criterio objetivable, organización imparcial o mirada externa. A partir de un protocolo, eso sí, recomendado por una irrelevante organización mundial constituida por los propios evaluadores reconvertidos en evaluados y viceversa. Se trata del protocolo más arbitrario del mundo, conocido sólo por los gestores que viven de cara a los políticos y de espaldas a la creación, a las percepciones y a las pulsiones ciudadanas. A pesar de las severas advertencias de Marc Fumaroli, el avance de los gestores hacia el parasitismo institucionalizado parece imparable.

Si algún lector curioso pretende saber más deberá buscar C21LAB, donde C21 significa Cultura 21 y LAB laboratorio (nadie sabe de qué porque la cuestión es quedar bien con la matriz CGLU, Ciudades y Gobiernos Locales Unidos). En el ámbito de los derechos culturales, (universales, no crean) se especifica que la cultura ya no es una opción o una preferencia sino un derecho ciudadano. Basta que un municipio se adhiera a tan sublime principio, sin que le sea necesario definir este vago derecho,  para que, se 'autositue' muy arriba en el 'ranking'. Con este y ocho ámbitos más, identificados como no podía ser de otra manera a partir de una iniciativa barcelonesa, se llega enseguida a tocar el cielo con las pezuñas. La creatividad, cuanto más lejos mejor.