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Cosas que pasan en el G-20

El saludo amistoso entre Sánchez y el príncipe saudí logró pasar casi inadvertido

Saludo entre Pedro Sánchez y el príncipe de Arabia Saudí en Osaka

Saludo entre Pedro Sánchez y el príncipe de Arabia Saudí en Osaka. / periodico

Rosa María Sánchez

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Una fotografía en el G-20 ha desencadenado una polémica anécdota. En ella se ve al presidente de EEUU, Donald Trump, señalando con su autoritario dedo índice a Pedro Sánchez cuál es su asiento antes de dar comienzo la primera reunión plenaria de la cumbre de Osaka a la que España ha vuelto a acudir en calidad de invitado permanente.

En la imagen, parece que Trump estuviera ordenando sentarse a Pedro Sánchez. Eso es precisamente lo que hace el presidente español en el instante posterior. Muy poco antes, Trump, camino de su asiento, había cruzado un fugaz cruce de manos con Sánchez. Fue después, cuando el presidente español se giró e hizo ademán de cruzar unas palabras con el estadounidense mientras este seguía avanzando cuando se produjo la anécdota, dejando a Sánchez con la palabra en la boca.

Saludo entre Pedro Sánchez y el príncipe de Arabia Saudí en Osaka

Saludo entre Pedro Sánchez y el príncipe de Arabia Saudí en Osaka. / periodico

Los portavoces del Gobierno español se apresuraron a quitar hierro a la anécdota. “Qué buen sitio tienes”, dijeron que dijo Trump a Sánchez. “Me gusta mucho España”, dijeron después para perplejidad de los periodistas. Luego fue el propio Sánchez quien acabó aclarando la situación: “Me dijo que le gustaba nuestro país y que al ser un gran país, dirigirlo es un honor. Eso es básicamente lo que me dijo y se lo tengo que agradecer”, explicó.

Sea como sea, lo cierto es que la polvareda a propósito del famoso dedo índice de Trump ha permitido que pasada desapercibida otra escena que seguramente es capaz de crear mayor incomodidad al presidente del Gobierno.

Si se retrocede en el vídeo se ve a un Pedro Sánchez con gesto serio que entra en la sala del plenario acompañado de algunos de sus colaboradores. De pronto su mirada se fija en un objetivo y avanza hacia él de forma decidida. Enseguida aparece en el plano el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman, en conversación con otro de sus acompañantes. El presidente español se acerca a él y mantienen un breve y amistoso diálogo sin dejar de cruzar sus manos mientras sonríen. Luego Sánchez le toca ligeramente el brazo derecho a modo de despedida amistosa y continúa su marcha hacia su asiento.

Es escena es importante. Hace solo siete meses, en la cumbre del G-20 de Argentina, el avión de Mohamed Bin Salman aterrizó en Buenos Aires con la incertidumbre de si podría ser detenido por su presunta implicación en el asesinato del periodista Jalman Khashoggi. Bajó del avión y no paso nada pero durante la cumbre argentina todos los líderes se esforzaron por no aparecer saludando al saudí. Solo han pasado siete meses desde ese G-20. … Y casi 10 desde el conflicto diplomático entre España y Arabia por la decisión española -rectificada después- de no vender bombas al país que iba a comprar cinco fragatas a Navantia.