Herencias ocultas

Genética y adopción

ILustración articulo opinion  Jesús López

ILustración articulo opinion Jesús López / periodico

Jesús López-Medel

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La vida está llena de hilos, de fibras, de elementos naturales y también históricos que se nos escapan entre los dedos. Como el agua de mar que queremos, cual niños, retener en nuestras manos con forma de cuenca, con los dedos apretados pero que dejan filtrar gota a gota entre huecos y no podemos retener.

Son muchos los factores que nos condicionan la vida y entre ellos, uno especialmente: nuestro origen. Venimos de donde venimos, venimos de quienes nos crearon. Somos, en parte, lo que han o como han sido quienes nos dieron la vida en su sangre y también sus ascendientes. Así hay muchos rasgos físicos, capacidades intelectuales, riesgos de enfermedad, etc, que se trasmiten.

Al hablar de herencia, se entiende generalmente la patrimonial, fuente a veces de tensiones familiares. Por otra parte, cada vez más hay herencias donde además de pagar tributos, están gravadas por unas hipotecas que habría que asumir y pagar por largo tiempo. Hay gente que no puede. Según el Consejo del Notariado, la cifra de renuncias a herencias en diez años, desde el 2007, se han disparado un 289%, al pasar de 11.048 a 42.987. Así pues, no siempre es una bicoca el heredar... aunque puedes renunciar a ella o aceptarla 'a beneficio de inventario'.

Pero hay otra herencia, la genética, que es irrenunciable... para bien o para mal. Y quisiera referirme a esta, el origen biológico, a propósito de lo que supone que una familia, en cualquiera de sus formas hoy muy variadas, asuma el acogimiento y adopción de un menor. Los hijos no vienen con un pan ni un manual de instrucciones. Aprendemos a ser padres y madres sobre la marcha y cada día tenemos que ajustar las reglas según crecen y además pensando que aunque deban tratarse igual, el modo de ser de los hijos o hijas es diferente por lo tenemos que hacer matices. ¡Dificilísimo, oiga!

Pero los hijos adoptivos ni siquiera traen código de barras. Usualmente es escasísima o nula la información que se dispone de sus antecedentes de la familia de origen. Y a veces, en aras a un discutible derecho a la privacidad de la madre biológica, las comunidades autónomas hurtan información importante sobre el hijo a los adoptantes. A veces hay niños que llegan a la nueva familia con una aparente normalidad pero que con el tiempo les aparecen patologías o "vicios ocultos" (en terminología del Código Civil sobre la compraventa) como manifestación de problemas de genética heredada con efectos no solo de hiperactividad, sino también trastornos límites de personalidad, discapacidades intelectuales, etc.

Durante un tiempo, la adopción parecía en la superficie como un cuento. Pero en no pocos casos, a mitad del libro, empezaban a tornar el color del cielo. Y de esto se ha hablado poquísimo. La aventura que es la adopción, en algunos supuestos, se ha traducido en tortura. En algunos casos paliativo de esterilidad; en otros, con 'vocación' de solidaridad y en muchos como fenómeno de moda. Y famosos se sumaron a ello.

Los datos están ahí sobre el gran descenso de la adopción en España. Así, habiendo alcanzado su 'boom' en el 2001, y manteniéndose estable y muy menor el número de las nacionales, en una década el número de niños provenientes del exterior ha pasado de 5.541 a 531, lo que es una caída superior al 90%. La crisis económica, el cierre de países como Rusia o Etiopía o los vientres de alquiler en el extranjero (afortunadamente cada vez más limitados) son algunas de las circunstancias que explican el descenso. Pero hay otras de las que no se habla, como son las a veces experiencias frustrantes de adoptantes que comparten su experiencia aunque sea en voz baja.

Junto a éxitos hay derrotas. Y esto influye. Se habla más de los primeros, pero los segundos también existen aunque se silencien al ser experiencias de fracasos.

En todos los casos de adopción está la 'herida del abandono' que impregna silenciosa a muchos niños. Unos quieren saber de sus orígenes. Otros no, o solo para preguntarles por qué le abandonaron. También en todos está el síndrome de apego que muestra unas dificultades notables de estos menores para mostrar cariño o para recibirlo.

Pero junto a la vivencia, a veces, de un embarazo rodeado de sustancias nocivas o malos tratos o falta de afectividad al menor en los dos primeros años y que deja una huella eterna, apunto la experiencia de algunos adoptantes que han visto que sus intentos de educación, afecto y ejemplo, se han visto desbordados por la fuerza de la sangre y de la genética de los niños que les trasmite algo insuperable.

*Abogado del Estado. Expresidente de la Comisión Derechos Humanos y Democracia de la OSCE.