CON INTERÉS

Ir de rebajas o que las rebajas vengan

Pese a todo, las rebajas siguen vivas porque los consumidores y las tiendas las necesitan

Rebajas de verano en Barcelona.

Rebajas de verano en Barcelona. / periodico

Josep M. Berengueras

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Las rebajas de verano ya han comenzadocomenzado. Grata noticia para los amantes de las compras y el ahorro, no tan buena nueva para las personas que odian las aglomeraciones y tener que hacer colas. En cualquier caso, lo que está claro es que las rebajas son un buen momento para encontrar artículos a menor precio y renovar el armario, y que estas sirven para que las tiendas liquiden el estoc y puedan afrontar el nuevo curso... ¿o no?

El concepto rebajas de hoy no es el mismo que el de hace 20 años, incluso 10. Lo que hace un tiempo era una campaña imprescindible para los comercios sobre todo de ropa (y especialmente en invierno) es hoy una agresiva campaña de ofertas que ni atrae al mismo número de personas que antes ni sirve en muchos casos para equilibrar las cuentas del semestre. Aunque bien es cierto que ello no es culpa de las propias rebajas, sino sobre todo de los legisladores, del sector y de la propia sociedad del consumo, que ha abrazado internet y las ofertas continuas.

Los primeros no se lo han puesto fácil a las antaño intocables rebajas. La liberalización impulsada en su día por el PP permitió que las tiendas pudiesen colgar los carteles de descuentos en cualquier momento del año, y muchas grandes cadenas aprovecharon para apuntarse el tanto de iniciar rebajas antes de los tradicionales 1 de julio y 7 de enero (también algunos pequeños comercios: fue histórica una rueda de prensa de la patronal del sector en una tienda pidiendo que no se avanzasen las rebajas... y seis meses después ese establecimiento avanzó la campaña). Al mismo tiempo, esos mismos comerciantes ya hacían multitud de campañas de ofertas durante todo el año, devaluando la tradición. Todo ello provocaba que las clásicas imágenes de centenares de personas haciendo cola para ser los primeros en acceder a grandes almacenes para encontrar gangas pasasen casi a la historia.

Internet, claro está, también ha tenido mucho que ver en el declive de las rebajas: los descuentos ya no son solo en dos momentos determinados del año, sino que las ofertas se suceden casi cada día. Se ha pasado al formato catálogo de ofertas del supermercado, es decir, cada poco tiempo hay descuentos en algunos productos, y en internet ese poco tiempo es cada segundo.

Con todo ello, antes los ciudadanos íbamos de rebajas, y ahora, por las leyes, los comerciantes e internet, las rebajas vienen a los ciudadanos en cualquier momento del año.A través de los móviles, de los correos electrónicos, de apps o de cualquier web, pero también de los escaparates o del buzoneo tradicional; las ofertas bombardean a los consumidores, que se  pierden en esa jungla de ofertas, desvirtuando el concepto de oportunidad única ligado a las rebajas.

Pero, al menos hasta ahora, la gracia es que pese a todo las rebajas siguen vivas, que los consumidores quieren campañas fijas de descuentos (con la mayoría de productos rebajados) y que las tiendas necesitan estos periodos. Internet no puede ser la excusa para que, de nuevo, se reflexione sobre el modelo de rebajas que quiere la sociedad.