Análisis

El fuego es el amo de nuestros bosques

Nos engañamos pensando que camiones más grandes y aviones más potentes son la solución ante unos incendios incontrolables

Bomberos en los trabajos de extinción del incendio de la Ribera d'Ebre.

Bomberos en los trabajos de extinción del incendio de la Ribera d'Ebre. / periodico

Oriol Vilalta

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La situación de los incendios es cada vez más alarmante, y para combatirlos hemos apostado practicamente por resolverlo a través de una única vía: la extinción. Sin embargo, lo que hemos conseguido es lanzar estas medidas a los pies de los caballos pidiéndoles que frenaran unos incendios que son como ríos de fuego desbocados. Los bomberos nos han expresado el desasosiego de trabajar al límite.

Estos incendios superan con creces la capacidad de extinción de los mejores servicios de emergencia, y nos engañamos pensando que camiones más grandes y aviones más potentes son la solución ante unos incendios incontrolables. Es como si construyéramos hospitales más grandes ante la imposibilidad de los médicos en combatir una enfermedad.

Enseñarle a convivir con nosotros

El fuego hoy en día es el amo de nuestros bosques, hace lo que quiere con nosotros. Sin embargo, tenemos el conocimiento para tomar el liderazgo y decirle al fuego lo que puede o no puede hacer. Por supuesto, también sabemos que nunca lo podremos eliminar, que nuestro objetivo es enseñarle a convivir con nosotros, y para ello, se ha de trabajar, por lo menos, en tres grandes ejes:

Mejorar la extinción: Mejorar las herramientas para incrementar la seguridad para aquellos que se enfrentan a las llamas. También, se ha de mejorar la capacidad de gestión de la emergencia entre el personal de distintos territorios a nivel global, para que en el caso de una catástrofe mayor se puedan ayudar bajo un mismo sistema de gestión de emergencias. Por último, la conexión de una red internacional es esencial para seguir avanzando. Precisamente, la Pau Costa Foundation conecta con investigadores, bomberos, agentes forestales, y expertos de todo el mundo, entre otros muchos, con el fin de intercambiar y compartir lecciones aprendidas y conocimiento.

Implementar medidas de prevención: Gestionemos nuestros bosques. Necesitamos cambiar el escenario, para que el fuego no pueda hacerse fuerte y no lo destruya. Todos podemos contribuir por medio del consumo de productos de proximidad, como los productos que nos ofrecen las cabras que comen el sotobosque, y ayudando, en general, a todo aquel que trabaja en nuestros montes y zonas rurales. Cuantos más productos consumamos, más hectáreas se podrán gestionar. Contribuyendo a la economía rural, ayudamos a prevenir los incendios. El medio rural se ha de convertir en un lugar de actividad económica, para así hacer frente a estos incendios.

Por último, concienciarnos como ciudadanos a tomar medidas de autoprotección: integremos en la sociedad una cultura del riesgo. Fomentemos acciones que llevan a la sociedad a saber cómo autoprotegerse. Integremos en las escuelas programas educativos de concienciación del riesgo de incendio, y programas que conecten a los niños con los bosques. Asimismo,  explicar a las personas que habitan en zonas urbano-forestales que adopten medidas de prevención y que tengan sus casas preparadas para defenderlas frente a las llamas.