Ciudadanos y el márketing

Políticos en el supermercado

Los partidos con su color corporativo aprovechan cualquier tiro de cámara. Rivera y los suyos son en ello, con el naranja, disciplinados con un esmero que raya lo obsesivo. Con ideas y proyectos no se aplican igual

Toni Roldán, en la rueda de prensa en la que ha explicado los motivos por los que deja Ciudadanos

Toni Roldán, en la rueda de prensa en la que ha explicado los motivos por los que deja Ciudadanos / periodico

Toni Aira

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Más allá de las cargas de profundidad contra Albert Rivera con las que Toni Roldán se despedía esta semana como diputado y portavoz adjunto en el Congreso de Ciudadanos, sus declaraciones revelaban un malestar (quizá real, quizá táctico) con una manera de hacer política que el partido naranja ha sublimado pero que no practica en absoluto en solitario. «La política no es un supermercado», dijo Roldán. ¿Sí? ¿Seguro?

En concreto, el diputado saliente de Cs dijo: «La política no es un supermercado. No se venden productos que se puedan alterar de la noche a la mañana». Un día después, colgaba en las redes sociales una foto de las cajas con las que había vaciado su despacho en el Congreso. En ella se veía un documento con el siguiente título: 'Acuerdo para un Gobierno reformista y de progreso'. Aquello, junto con los posibles lazos de unión entre PSOE y Ciudadanos, duró un suspiro. No pasó de unas fotografías con posados sonrientes en un entorno bien buscado. Y poco después, Pedro Sánchez y Albert Rivera pasaban a ser (o eso parece hoy, mañana ya veremos) enemigos irreconciliables. Y es que en tiempos en los que decir «política a largo plazo» es oxímoron, una contradicción manifiesta, los proyectos e ideas que venden los políticos tienen las patas muy cortas.

No sería justo decir que Ciudadanos es el único partido en España que tira del márketing electoral del primer día al último de legislatura. Pero sería igualmente injusto no reconocer a los de Rivera su esfuerzo en profesionalizar su comunicación al máximo, al riesgo, ciertamente, de propiciar la caricatura que comentaristas y adversarios pueden hacer del partido naranja por su evidente sobredosis en la aplicación de las técnicas de la mercadotecnia.

Y es que, por ejemplo, igual como las marcas de productos similares se diferencian de entrada por el color en los estantes de los supermercados, los partidos con su color corporativo también abren fuego aprovechando cualquier tiro de cámara. Rivera y los suyos son en ello, con el naranja, disciplinados con un esmero que raya lo obsesivo. Con ideas y proyectos no se aplican igual. Pero ahí no están solos.