El amago de Artur Mas

Artur Mas, el iniciador del ‘procés’ que ha derivado en un callejón sin salida, ha amagado –o no ha descartado – con volver a la primera línea de la política y presentarse de nuevo a unas elecciones autonómicas. Es cierto que nunca había renunciado a ello, pero sus declaraciones de ahora, diciendo que su papel no es volver a presentarse, pero que no sabe si en su momento podría hacerlo, solo pueden interpretarse como una manera de presionar a su sucesor, Carles Puigdemont, en las negociaciones que ambos mantienen cara a la refundación del espacio posconvergente.

Mas, inhabilitado por la organización de la consulta del 9-N del 2014, podrá volver a la política a finales de febrero del 2020. Mas y Puigdemont se reunieron esta semana en Waterloo y parece que la clarificación posconvergente sigue sin ser fácil. Puigdemont defiende ahora que los partidos o asociaciones que comparten y compiten en ese espacio se unifiquen en Junts per Catalunya, lo que se contradice con la reciente creación de la Crida; es una manera de reconocer su fracaso. Mas asegura estar de acuerdo en el objetivo final pero no es partidario de la desaparición del PDECat o de la Crida, sino que los considera como «agentes progenitores» de la nueva formación. Es una manera de seguir dilatando la decisión –el acuerdo no debe de estar cerca–, porque no tiene ningún sentido que varias siglas pretendan convivivir en el mismo espacio: sí que lo hagan distintos proyectos con objetivos y estrategias claramente definidos y diferenciados.