El declive de una diva

Madonna después de Madonna

Me entristece que entre sus múltiples talentos esta mujer no posea el de saber envejecer. Con lo que me habría gustado seguir teniéndola como referente

madonna

madonna / periodico

Care Santos

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Hace ya más de un mes de la actuación de Madonna en Eurovisión y hasta hoy no he encontrado la entereza de ánimo suficiente para escribir este artículo. Recién terminado el festival estaba tan triste que no me salía ni una línea. Antes de esa noche, Madonna aún era mi Madonna, la deshinibida y valiente chica que en la década de los 80 nos enseñó a tantos a romper con las normas de nuestros padres y a verlo todo de otra manera, en especial lo más importante: la religión, el sexo, el amor, nuestro aspecto, nuestra libertad... La Madonna de 'Papa Don’t Preach', de 'Like a Virgin' o la más madura del vídeo de 'Express Yourself', cuya revisitación es hoy obligatoria. ¿Se toleraría hoy la defensa de la voluntaria sumisión femenina como fuente de placer sexual que desprende el vídeo de 'Express Yourself'? ¿Cuántos radicales religiosos se escandalizarían ante la fantasía místico-violenta de 'Like a Prayer'? Los que fuimos adolescentes en aquellos años nunca agradeceremos bastante lo que Madonna hizo por nosotros.

Por eso mismo lo de ahora es insoportable. No es posible reconocer a la de antaño en esta rubia empeñada en aferrarse a la juventud a cualquier precio. Tampoco en la de sus mediocres últimos discos, cuyas canciones ya no sabemos tararear, y menos aún en la que desafina cantando sin voz aquellas canciones que nos cambiaron la vida. En las entrevistas defiende un mensaje descafeinado. Un mensaje que, como su aspecto, ya no se cree nadie. Ese es, me temo, el problema: Madonna ha perdido verosimilitud. El mayor patrimonio de un artista, por cierto.

Así que Madonna ya no es nuestra Madonna, por mucho que su nombre nos siga impresionando. Al mirarla siento la tristeza que inspiran quienes se enfrentan a una batalla perdida (mal asunto tenérselas con el paso del tiempo). Me entristece que entre sus múltiples talentos esta mujer no posea el de saber envejecer. Con lo que me habría gustado seguir teniéndola como referente, ahora que los de mi generación estamos tan necesitados de modelos a seguir.