Día Mundial de las Personas Refugiadas

Hacia una Europa intercultural

Con casi 40 millones de personas con nacionalidad extranjera, es urgente que cambiemos el relato sobre la realidad migratoria

Ilustración de Alex R. Fischer

Ilustración de Alex R. Fischer / ALEX R. FISCHER

Oriol Amorós

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El pasado 26 de mayo se celebraron las elecciones que han configuradoelecciones  el Parlamento Europeo para la legislatura 2019-2024 y cuya agenda ha estado marcada por el ascenso de la extrema derecha, el repliegue identitario y el rechazo a la inmigración. Sin ir más lejos, hemos oído cómo algunos candidatos afirmaban que la inmigración es el disolvente más grave de la Unión Europea. Se nos dirá que han crecido menos de lo esperado, pero pocos son demasiados. Y lo más grave es que afectan al posicionamiento del resto y profundizan en la crisis de identidad política europea causada sobre todo por la renuncia a sus valores fundacionales.

El resultado (o la causa) es que la agenda política de la Unión Europea está obsesionada con una impermeabilidad imposible de fronteras y para nada ayuda a los ciudadanos a aprender a vivir en el mundo abierto en el que estamosmundo abierto. Pretender el aislamiento humano del continente no aguanta la más simple prospectiva demográfica: de aquí al 2050 Europa perderá unos 150 millones de personas en edad de trabajar, mientras África ganará cerca de 750 millones. En este contexto, ¿saben cuáles son las previsiones anuales de visados de trabajo? Poco más de 30.000 personas. ¿Realista? En absoluto.

Cambio de relato

Y mientras cerramos los ojos a la realidad demográfica y predicamos el peligro de la mezcla, ¿cómo es la Europa de hoy? Con casi 40 millones de personas con nacionalidad extranjera y 20 millones más que han adquirido una nacionalidad europea en los últimos años. Y creciendo. Es urgente que cambiemos el relato sobre la realidad migratoria que se hace a la ciudadanía europea. Es el momento de que Catalunya haga oír su voz y comparta su propuesta de convivencia con Europa. Por ello, en diciembre del año pasado reunimos en Barcelona a la Asamblea Europea de Regiones bajo el lema 'Promover la diversidad en las regiones' (¡regiones! Qué poco nos gusta el calificativo; bien que sabemos que somos nación, pero esta es una de las 'ligas' en las que nos tenemos que explicar), y comenzamos un trabajo en red que ahora ha dado un nuevo paso, cuando la Asamblea de las Regiones Europeas acaba de aprobar un nuevo posicionamiento en la materia, liderado por Catalunya, titulado 'Hacia una Europa intercultural'.

El posicionamiento enfatiza la necesidad de garantizar la igualdad de derechos y deberes de toda la ciudadanía contra las limitaciones a derechos fundamentales. Contra el imaginario de la imposible (e indeseable) sociedad homogénea, hacemos que el sentido de pertenencia llegue a todo el mundo, conociendo y reconociendo la diversidad como un activo. Contra la segregación, el desconocimiento y el prejuicio, defendemos la interacción positiva entre todos los ciudadanos, independientemente de su país de origen, color de piel o convicciones. Y para hacer todo esto es necesario, también, que la agenda política se acerque al terreno, a las personas, y reconozca el papel de los gobiernos subestatales, que son los que, en muchos Estados de la Unión, gestionan las políticas clave del proceso de inclusión: educación, trabajo, salud o asuntos sociales.

Alianza de territorios

En este camino no estamos solos. En la Asamblea de las Regiones Europeas contamos con el apoyo, ahora ya oficial, de un grupo de gobiernos subestatales y la colaboración fundamental del Consejo de Europa. Hemos empezado a trabajar con la perspectiva de impulsar un cambio en la agenda europea y, desde los territorios, ir construyendo otra manera de hacer Europa, desde el reconocimiento de la diversidad de nuestras sociedades, por la inclusión y la igualdad, fomentando el intercambio y el encuentro entre toda la ciudadanía.

El objetivo de crear una alianza de territorios europeos que quieran implementar la interculturalidad como eje vertebrador de las políticas públicas es hacer virar a Europa de la obsesión por la frontera a la construcción de la sociedad cohesionada; incrementar el número de ciudadanos que vivan la sociedad intercultural como un beneficio y volver a depositar la esperanza en Europa como garante de derechos y libertades, como continente refugio de la defensa de los derechos humanos. Como continente que, también hay que decirlo, prepara su sociedad para los retos económicos del futuro. Y este jueves, Día Mundial de las Personas Refugiadas, reivindicamos esta Europa donde la defensa de los derechos fundamentales, como el de ser acogido cuando eres perseguido, nos devuelva el orgullo de ser europeos e invite a todos los ciudadanos, hayan nacido donde hayan nacido, a sentirse miembros de ella.

*Secretario de Igualtat, Migracions i Ciutadania de la Generalitat.