48 horas sin Twitter

Estimada señora Picquot...

Un bot me ha cerrado dos días la cuenta porque ha decidido que incito al odio

Logo de Twitter

Logo de Twitter / periodico

Lucía Etxebarria

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Estimada señora Nathalie Picquot, CEO de Twitter. Le escribo en una carta abierta porque no tengo otra manera de contactar con una persona humana que represente a su red social. Yo tenía...  ¿una granja en África? No. Tenía una cuenta de Twitter con 88.000 seguidores, en la que hago mucho activismo en red.

Colqué un enlace a un artículo publicado en este mismo periódico. Se titula Las Perras Latinas y Putochinomaricón. Putochinomaricón es un artista perfomer y escritor. Y el artículo se refiere a pensadores tan poco susceptibles de ser incitadores al odio como Amin Maalouf, Edward Said, Clifford Geertz o Joel Kahn. El tuit se viralizó en segundos. Lo denunciaron por contener las palabras puto y maricón. Un bot –un tipo de programa informático autónomo– me dijo que o eliminaba el tuit o me cerraban la cuenta. Me negué por cuestión de principios. Porque recibo cada día, en esa red social que usted dirige, millones de insultos del estilo de 'feminazi', 'puta bollera', 'gorda' y cientos de cosas más.

El bot me cerró la cuenta por «incitación al odio». El bot no me ha permitido acceder a mi cuenta durante 48 horas, pero la ha dejado abierta, porque el bot sabe que una cuenta es un reclamo. Es decir, la cuenta ha seguido estos dos días visible para los seguidores. Porque para ustedes –para usted–  mi cuenta, mi visibilidad, significa dinero.

Nathalie. Acusarme de incitación al odio es una calumnia.

Me han devuelto mi cuenta después de estar dos días sin poder defenderme, porque el que ha decidido cerrar mi cuenta es un bot, una máquina. Pero quien me denunció es una persona. Una persona que me odia.

El bot decidió que yo incitaba al odio. Pero el bot se equivocó. Yo no incito al odio, es el bot el que me incita a odiarla a usted. Y yo no quiero odiarla a a usted, Nathalie. Yo creo en la sororidad, y me gustaría pensar que igual usted lee esto y piensa, como yo, que el sistema de su red social está fallando.

¿Podríamos hablar de persona humana a persona humana?

Muchísimas gracias de antemano.

TEMAS