Visto para sentencia

Juicio inútil pero necesario

Tanto las conclusiones finales de la acusación como las de la defensa nos devuelven prácticamente al punto de partida

El juicio del 'procés', en la sesión del 29 de abril

El juicio del 'procés', en la sesión del 29 de abril / periodico

Antonio Franco

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El final del juicio será simplemente eso, el final del juicio. La realidad del país dividido continuará. Pero lo que tenemos ahora no es ni siquiera eso: es solo el final de la vista. La sentencia, lo trascendental del juicio, tampoco lo cerrará porque luego se prolongará en instancias jurídicas internacionales. ¿Ha servido de algo la vista? Tanto las conclusiones finales de la acusación como las de la defensa nos devuelven prácticamente al punto de partida y los alegatos finales de los acusados insisten en denunciar que han pasado por el banquillo por sus ideas y no por lo que hicieron. Suscriben la tesis angelical de que en otoño de 2017 no pasó nada cuando sí que pasó algo, fue importante, conmocionó y nos rompió.

Matices interesantes que han aflorado. Uno, que tal vez no hubo mucho más que una desobediencia gravísima a las leyes. No lo desmienten los abogados defensores y eso por sí solo llevará a la inhabilitación para cargos públicos a los protagonistas del 'procés'. Dos, parece que no fue una rebelión tal como la tipifican nuestras leyes. Tres, el juicio ha fracasado a la hora de aclarar qué es hoy la violencia y qué supone sustituirla por una gran intimidación. Cuatro, la sutilidad de la fiscalía al tejer la teoría de que tuvimos un nuevo tipo creativo de rebelión, efectuada por quienes ya tenían el poder (al menos el inmediato) y no necesitaban ni la fuerza ni la violencia para retenerlo o ampliarlo. Solo ejercieron violencia tradicional los constitucionalistas que defendían los derechos democráticos ante los abusos de quienes administraban el poder autonómico.

Ahora tenemos el maximalismo de Puigdemont y Torra: absolución total o seguir la guerra (pacífica, por supuesto). Y enfrente está la dificultad del tribunal para sentenciar los hechos probadoshubo declaración parlamentaria unilateral de independencia, el Govern no la ratificó y al día siguiente abandonó el poder sin resistencia; en la calle hubo manifestaciones intimidatorias pero no sublevación; no se ha probado ningún esfuerzo de los acusados para azuzar hacia la violencia a las bases.

En lectura política y visto desde ahora, lo que se hizo no sirvió para nada. Todo lo dicho por los acusados y sus defensores niega que la república catalana exista, aunque algunos, más papistas que ellos, reiteren que es una realidad aunque no mande. Ante eso, ¿qué demonios hará el juez Marchena?