Una banca sin interés

Decíamos hace unas semanas que a los bancos no les iba a quedar más remedio que reinventarse. Los tipos de interés en mínimos históricos dificultan hacer negocio con la actividad tradicional: prestar al precio más alto posible y retribuir al mínimo.

Con su último aviso, el Banco Central Europeo (BCE) ha alejado al menos un año cualquier posibilidad de una subida de los tipos de interés. Y ya veremos si no más tiempo, porque Mario Draghi ha ido retrasando las fechas al detectar que la economía presentaba síntomas de ralentización.

Es una buena noticia para quienes están endeudados, pero no para quienes tienen unos ahorros que, con la inflación, pierden valor con el tiempo. En este contexto hay entidades que están invitando a los clientes a dejar de ser meros ahorradores para pasar a convertirse en inversores. Y más que lo harán. Lo primero consiste en, como mínimo, mantener el valor del dinero. Lo segundo conlleva una actitud activa, pero también más riesgo, en busca de más ganancias, pero lo cierto es que, en la actualidad, la media de rentabilidad de instrumentos como los fondos de inversión también es del 0%, según los datos del Banco de España. 

Las estrategia de los bancos, lejos del atruísmo, persigue ingresar comisiones, una vía para compensar el desplome del margen entre el interés al que prestan y aquel al que retribuyen a los clientes. Y es que la era del dinero 'gratis' durará mucho más tiempo del que esperaban muchos (sobretodo los bancos). Desde marzo del 2016, el precio del dinero se mantiene en el 0% y así seguirá al menos hasta dentro de un año. Y cuando empiecen las subidas (no las vemos desde abril del 2011) estas serán graduales, lo que supone un largo periodo de intereses muy bajos e incluso por debajo de la inflación.  

Además de más ofertas de inversión no tardaremos en ver fusiones o al menos intentos de integración. Bankia, completa o a trozos, puede ser una de las piezas a cobrar por parte de los competidores. Veremos. El sector, inmerso en una redefinición estratégica y en busca de la diversificación, deberá concentrarse más para mejorar su rentabilidad.

A la vez deberá afrontar otro de sus retos: mejorar su reputación. Algunos directivos admiten que la imagen del sector se deterioró con escándalos como las preferentes o las cláusulas suelo. La cuestión es cómo afrontarlo, si de forma colectiva o cada uno por su lado. No se ponen de acuerdo y el problema persiste.

Y mientras, el cliente deberá vigilar que las entidades no le intenten vender supuestas inversiones milagrosas, con comisiones exageradas. La verdad es que quizás no hacen falta campañas de promoción sino actuar con más lealtad con los clientes. Eso sí puede hacer que la banca gane interés. En todos los sentidos.