Sanidad pública

La gran olvidada del debate político (parte 2)

El deterioro sufrido por la sanidad pública, consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales, obliga a un debate público abierto

Huelga de médicos

Huelga de médicos / periodico

M. Galiñanes, A. Barbarà y E. Rojo

M. Galiñanes, A. Barbarà y E. Rojo

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Seguimos desgranando aquí, tras la primera parte de este artículo, las diversas causas responsables de la degradación que padece la sanidad pública. Sin pretender ser exhaustivos, también se plantea la necesidad de realizar cambios en el sistema sanitario que se adapten a la nueva realidad social y sanitaria de nuestro tiempo y de que en este proceso haya una mayor implicación de la ciudadanía.     

5) Precariedad e insuficiente número de profesionales:  Otra forma de aumentar el flujo de pacientes del sistema sanitario público al privado es a través de una reducción del número de profesionales, la precariedad de los puestos de trabajo y el mantener salarios muy por debajo de otros países de nuestro entorno. España es uno de los países europeos con una tasa de enfermería más bajos y con 5,5% de enfermeras por cada 1.000 habitantes y está muy por debajo de la media U.E. de 8,8%, lo que nos situa en el puesto 24 de 28 países. La tasa de médicos es de 3,8% por 1.000 habitantes, algo superior a la media europea de 3,4%. Sin embargo, la distribución de médicos es inadecuada: casi el 60% trabaja en hospitales mientras que tan solo el 27% lo hacen en la Atención Primaria, lo que debilita su papel fundamental y obliga a atender a los pacientes mayoritariamente en centros hospitalarios. A esto se añade la inestabilidad de los contratos y una escasez salarial que contribuyen a unas pésimas condiciones de trabajo y a que los profesionales se planteen emigrar.

6) Falta de actualización tecnológica en los centros públicos: La falta de inversión y renovación en nuevos equipos de diagnóstico y tratamiento en los centros públicos en los últimos años está conduciendo a una situación de desventaja frente a empresas del sector privado dotadas de tecnología avanzada.

7) Postergación de los profesionales y trabajadores del sistema público que defienden una sanidad pública efectiva y eficiente: Otra forma de contribuir al deterioro de la sanidad pública en favor del sector privado ha sido el nombramiento partidista de gestores y administradores públicos ideológicamente implicados en la deriva neoliberal y sus intereses mercantiles privados. Ello ha conllevado un desprecio de las prácticas basadas en la efectividad o eficiencia, e incluso la destrucción de la planificación y sistematización propuesta por profesionales implicados en los valores de un servicio público justo y sostenible, que por su defensa del carácter público pueden verse degradados o penalizados.  

La esperanza de vida media de la población ha aumentado de forma progresiva y el envejecimiento de la sociedad representa un gran reto para los sistemas sanitarios, ya que el gasto sanitario per cápita aumenta rápidamente con la edad. En España, las personas de más de 65 años representan el 18,7% de la población y, de ellos, casi un tercio tienen más de 80 años, y las proyecciones de población de la ONU para el 2060 son de que la población de más de 65 años superará el 27,3% en los países desarrollados. Al envejecimiento de la población se asocia un incremento de la prevalencia de las enfermedades crónicas, con el consecuente aumento de la atención sanitaria. Esta nueva realidad social y sanitaria obliga a realizar cambios sustanciales de los sistemas sanitarios.

El gran deterioro sufrido por la sanidad pública durante la última década, consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales, obliga a un debate público abierto que permita a la ciudadanía conocer el tipo de políticas sanitarias propuestas y sus consecuencias para que puedan hacer una elección fundamentada, también a la hora de emitir el voto. Es un deber de los partidos políticos el describir con precisión qué medidas adoptarán a corto, medio y largo plazo en sanidad para que los ciudadanos puedan contar con un sistema sanitario público moderno que vele por la salud de toda la población. Sin embargo, es alarmante que, a pesar de la importancia y preocupación manifiestas por la salud y la sanidad, las referencias a estas durante las recientes campañas electorales han sido mínimas y con una inaceptable falta de precisión en cuanto a las medidas a adoptar.

La paupérrima situación sanitaria necesita respuestas claras y efectivas. Así pues, queremos hacer una llamada a todos los políticos para que la salud y la sanidad entren a formar parte central del debate político y social y que se aborden los retos sanitarios que presenta la sociedad del siglo XXI.