LA CLAVE

Un gran malentendido

Lo sucedido en otoño del 2017 en Catalunya fue un conflicto político y no debería haberse judicializado

Los líderes independentistas acusados por el 'procés', en la sala del juicio del Supremo.

Los líderes independentistas acusados por el 'procés', en la sala del juicio del Supremo.

JOAN CAÑETE BAYLE

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¿Es justo que te caigan más de veinte años de cárcel por un gran malentendido? Porque eso, un sideral malentendido, o un gran farol, que diría Clara Ponsatí, es lo que parecen los hechos del otoño del 2017 tras haber seguido el juicio del Tribunal Supremo (TS). Una forma de que Mariano Rajoy se sentara a negociar. Una rebelión en la que no se ve la violencia por ningún lado. Una declaración de independencia tras la que no se arrió la bandera española de la Generalitat. Un referéndum cuyo «mandato democrático» sus propios impulsores desmienten hoy pidiendo otra consulta u otras elecciones autonómicas plebiscitarias (?).

155 segundos

Un president tan rebelde y sedicioso que estuvo a 155 segundos de convocar unas elecciones autonómicas antes de declarar la independencia, tras la cual no hizo ni el amago de mantenerse en el poder. No había plan, ni apoyo internacional, y la única justificación ante el resto del mundo de la consulta se dio a posteriori, gracias a la brutal intervención de la Policía Nacional y la Guardia Civil, qué trágico error de Rajoy. No hubo intento de controlar el territorio, nadie se presentó con ánimo rebelde o sedicioso en el aeropuerto o en el puerto de Barcelona, nadie bloqueó La Junquera. La violencia probada es del nivel de los últimos coletazos de las celebraciones de cuando el Barça ganaba Champions, y testimonios como el del Fairy serían ridículos si este no fuera un asunto tan importante.

Escuchando las acusaciones, y a Pablo Casado o Albert Rivera, leyendo según qué medios, da la impresión de la independencia triunfó, de que Catalunya fue una república y de que el Estado español tuvo que recuperar el territorio sedicioso. No fue así. Fue un gran peix al cove, un malentendido después de años de dejar pudrirse una crisis política. Un chicken game que se fue de las manos. Y de qué manera.

¿Significa eso que no sucedió nada? No. Hubo desobediencia. Incompetencia, inocencia o ignorancia. Deslealtad institucional. Desprecio hacia la Catalunya que no comulgaba con el proyecto independentista. Se retorció el Parlament. Muchos ciudadanos se sintieron excluidos de sus instituciones y de su país. Mucha gente sintió miedo. Por eso, la ciudadanía debe pasar cuentas: eso sí, cuentas políticas por unas acciones políticas. Justo lo que no ha sido posible por el proceso judicial.