Pequeño observatorio

Existió otra Barcelona

El desorden de mi biblioteca me proporciona rabietas pero también inesperadas satisfacciones, como el libro 'Història dels carrers vells de Barcelona', de Lluís Almerich

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Josep Maria Espinàs

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El desorden de mi biblioteca me proporciona rabietas pero también inesperadas satisfacciones. He redescubierto el libro 'Història dels carrers vells de Barcelona', que escribió Lluís Almerich. Si no me equivoco una de sus últimas publicaciones hacia los años 40 del siglo pasado.

Anteriormente, antes de la guerra, publicó novelas de gran éxito, entre otros 'La taberna d'en Mallol' y 'La puntaire'. Y también fue colaborador habitual de la revista 'Pulgarcito'.

En su libro 'Història dels carrers vells de Barcelona' también se habla de los asnos y de los bancales, aspectos del mundo rural.

La calle de Avinyó era la calle de las calderas viejas, y la calle de Barra de Ferro dice que hizo odiosa la dominación francesa. Más tranquilo debía ser la calle de las Beates hacia 1855.

Pero tengo que detenerme, yo no soy historiador y me expongo decir algún disparate. Soy simplemente alguien interesado por las palabras y el amigo Cadena, que sabe tantas cosas, ya me perdonará.

Lo que me da a conocer Lluís Almerich, el escritor de quien acabo de releer su libro, es que no se puede hablar del antiguo Call barcelonés sin hablar de los judíos, que eran muy ricos en el siglo XII y eran prestadores del rey Jaume I. Yo pienso que debe ser difícil querer entender muchos hechos de la Historia, y ante estos sabios y al mismo tiempo guerreros me tengo que sacar el sombrero.

Confieso que cuando yo era estudiante me atraía mucho más la geografía que la historia, quizá porque a lo largo de mi vida me ha interesado más el presente que el pasado. Admiro a quienes investigan cómo eran otros tiempos y reconozco que este conocimiento puede explicar muchas cosas de hoy.

Pero yo no tengo pasta de investigador, solo soy un mirón de todo lo que me rodea. De mis viajes a pie no he sacado ninguna consecuencia realmente importante, sencillamente la conciencia de vivir. Que no está mal.

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