Al contrataque

Albert Rivera y Manuel Valls

El cabeza de lista apoyado por Ciudadanos en Barcelona ha hecho un gesto digno

Manuel Valls, en el foro de debate Primera Plana

Manuel Valls, en el foro de debate Primera Plana / periodico

Antonio Franco

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el mundo del poder a veces una coincidencia de circunstancias crean un momento-clave. Si los protagonistas son democráticamente sólidos saben que entonces deben dejarse de partidismos,  electoralismos, palabrería y regates en corto para encarar de frente, por incómodas que sean, las cuestiones trascendentales. Al mejor Felipe González le pasó dos veces: cuando tuvo que desmarcarse públicamente del marxismo y cuando aceptó el desgaste de apoyar la entrada en la OTAN tras haber hecho campaña en contra. Estuvo a la altura. Entendió que este país ni se modernizaría ni tendría un papel claro en Occidente si el PSOE no se comprometía en esos dos temas.

A otro nivel, pero estamos en una encrucijada de ese tipo. Tras perder mucho tiempo por la abulia de Rajoy y el cainismo consustancial a nuestra vida política Pedro Sánchez se ha puesto al frente del sentimiento progresista y busca una nueva situación con menos desigualdad social, más libertades y también con un rediseño territorial que salvando la unidad se ajuste mejor a la realidad plurinacional española. Pero enfrente Pablo Casado persiste en el inmovilismo y juega con tácticas vacías para lograr el poder pero no afrontar los problemas. Su emblema: aceptar gobernar con el neofranquismo reaccionario.

Quien tiene la posibilidad de mover ficha es Albert Rivera, con quien comulgo poco. Le ha llegado el momento de la verdad. Si rechazase la contaminación antidemocrática de Vox y abanderase un centro democrático de verdad que desempeñase las funciones de bisagra auténtica podría recuperar credibilidad y convertirse en necesario de cara al futuro. Su gran oportunidad llega con los pactos que deben decidir el color final de muchos ayuntamientos y autonomías. Si los españoles perciben que no es una simple muleta para Casado y que tiene la madurez necesaria para dejarse de eslóganes, gobernar con todo tipo de socios y arriesgarse a apostar por soluciones factibles para todo tipo de problemas, puede sernos útil a todos.

No pertenezco al club de fans de Manuel Valls. Pero ha hecho un gesto digno al indicarle públicamente a Rivera que a veces hay que arriesgarse al servicio de lo fundamental: ni Vox ni un alcalde cuyo primer mensaje postelectoral consista en decir que Barcelona es independentista y que la prioridad del ayuntamiento es el 'procés'. Los votos acaban de decir que esa -otra vez- no es la voluntad de la mayoría absoluta de los ciudadanos. Valls, muy distante a Ada Colau, aunque no le guste la prefiere y actúa en consecuencia. En la política habitual es un gesto inédito ofrecer ayuda para impedir una situación peor sin pedir absolutamente nada a cambio, ni siquiera una silla. Pase lo que pase, consuela saber que hay quien en uno de esos grandes momentos-clave se moja en vez de inhibirse y cruzarse de brazos.