El Rubicón de la alternativa a Puigdemont
Una parte del universo posconvergente, veremos en breve si significativa o no, ha llegado a la conclusión que no solo tiene el derecho a decidir qué quiere ser cuando sea mayor, sino que tiene (ahora ya sí) el deber de hacerlo. Pero le abruma un vértigo colosal, de las dimensiones del que debió acompañar a Julio César hace siglos cuando tuvo que decidir si cruzar o no el río Rubicón para conquistar Roma. Sabía que tanto si lo hacía como si no, una vez actuara, ya no habría marcha atrás. E igual pasa con un sector del PDECat al que las excusas para aplazar una decisión se le han acabado junto a un intenso y largo ciclo electoral, al final del cual el Partit Demòcrata ya tiene todos los derechos electorales (además de la marca JxCat).
Ahora pues, ya no tienen excusas para no decidir, ni en clave política ni legal. Y así las cosas, los que consideran que la suya no es la vía de Carles Puigdemont deben decidir con urgencia si se adaptan como puedan a la nueva realidad de JxCat y su líder, si lo dejan para irse a casa o si pretenden dar batalla real (no de ruido de fondo) para mirar de construir una alternativa desde ese mismo espacio político. Externamente ERC ya les está comiendo terreno, e internamente los puigdemontistas podrían hacerlo del todo, si provocan un congreso extraordinario del PDECat, que es hipótesis que se contempla hace semanas de cara al verano, para acabar de alinear y de integrar definitivamente las siglas a la filosofía y a la praxis de Junts per Catalunya.
¿Querrán liderar la sublevación figuras que ahora lo miran desde cierta distancia? ¿Se lo han planteado jóvenes valores y alcaldes? ¿Pueden encarnarlo ilustres descabalgados? ¿Lo ha contemplado remotamente alguna 'patum'? En todo caso, en breve, ellos y otros, tanto si su discrepancia con Puigdemont es abismal como si lo es de matiz, deberán optar por hacer como en las bodas de película americanas: o hablan ahora o deberán callar para siempre. Entendiendo aquí “para siempre” el momento en que los discursos alternativos al del 'expresident' ya serán oficialmente irrelevantes dentro de las siglas del PDECat.
Existen, están ahí, David Bonvehí parecía que reivindicaba a algunos de ellos, alcaldes, el pasado lunes, cuando afirmaba que las siglas JxCat habían aguantado más y mejor allí donde más PDECat eran. Pero el suyo es desde hace tiempo (igual como estas mismas declaraciones) un decir sin decir, un sí pero no, un no puedo contigo pero tampoco sin ti. Eso, en todo caso, ya es insostenible.
Ahora, con la perspectiva electoral en Catalunya moderadamente lejana, ya no quedan excusas o para dar el paso sin rodeos o para asumir una realidad que se considera adversa, y actuar por tanto en consecuencia: o se apuesta a las claras por un proyecto político alternativo al de Puigdemont, que proponga más centro y mejor gestión desde el soberanismo moderado que ahora quiere representar ERC, o se deja de provocar un runrún de fondo que también desgasta y merma opciones precisamente frente a los de Oriol Junqueras. Por acción u omisión, desenlace en breve.
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