ANÁLISIS

No todo vale, sr. Johnson

Boris Johnson, en una imagen de archivo.

Boris Johnson, en una imagen de archivo. / periodico

Carlos Carnicero Urabayen

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

He aquí un incalificable giro más de los muchos que han propiciado los casi tres años de 'brexit'. Boris Johnson, el que fuera alcalde de Londres, exministro de Exteriores y quizás próximamente nuevo primer ministro, llevado frente al juez por haber "engañado repetidamente a la opinión pública sobre el costo de pertenecer a la UE".

En democracia no todo vale, por mucho que nos hayamos acostumbrado a ver a personajes como Trump, Salvini, Farage o Johnson estirar las costuras del sistema con facilidad y sin muchas preocupaciones. El valor de la palabra en boca de un responsable político debe permanecer ajeno al ruido y la velocidad de las redes: se pueden defender todas las posiciones con más o menos talento, pero no se puede aceptar la mentira como arma política.

Johnson parece que le importa poco su país. Le interesa sobre todo el poder y la adoración que sienten por él las bases del Partido Conservador que pronto deberán elegir al sucesor de Theresa May. No tiene respeto por la verdad porque sabía lo que estaba haciendo cuando mentía a los británicos sobre los 350 millones de libras a la semana que se ahorrarían si salían de la UE. Tampoco ha mostrado durante estos años ningún tipo de principio, salvo el de ser fiel a contradecirse a sí mismo.

Antes del referéndum, decidió apoyar el 'brexit' como quien cambia de restaurante a última hora de la noche. Tenía pensado escribir un artículo en 'The Telegraph' tomando posición en el debate más crucial para su país desde la posguerra. Como se sabe, Johnson terminó apoyando el 'brexit' y así lo explicó en aquella columna. Más tarde supimos que también tenía escrita otra versión apoyando la permanencia del Reino Unido en Europa.

Alerta para los 'tories'

Uno de los muchos vídeos que circulan por las redes nos muestra a Johnson explicando lo importante que es para el Reino Unido permanecer en el mercado único tras la salida de la UE. Otros más recientes sacan a este inclasificable político diciendo que la ruptura con Europa debe ser inmediata y sin acuerdo. Johnson, con su bicicleta, siempre toma el camino que más le conviene a él, por mucho que la calle esté cortada, sea contra dirección o directamente suponga ir arrollando a peatones por la acera.

La decisión de iniciar el juicio contra Johnson debería servir de alerta a los 'tories'. ¿De verdad se van a poner en manos de este señor para ejecutar una decisión que tiene al país dividido en dos? ¿Es la persona más idónea para tender puentes en un momento tan crítico como el que vive el país? ¿Son conscientes del daño que supondría para la imagen de su país en el mundo?

La Unión Europea ha demostrado estar para pocas bromas ante su primer divorcio. Más unidos que nunca, los 27 insisten en que han negociado un acuerdo y han aceptado retrasar la salida para evitar una ruptura caótica que no beneficiaría a nadie. Con sus mentiras y bromas, Johnson puede subir la audiencia, pero no llevará a su país a la soñada tierra prometida del 'brexit'.