El director

Una de las primeras grandes decepciones que tienen los estudiantes de periodismo llega cuando hacen prácticas. Es el momento en que descubren cómo son las redacciones. Si tienen suerte, conocen a buenos profesionales que, limitados por los recursos, viven su trabajo con pasión y hacen lo imposible para salir adelante. Si no, conocen miserias. No es diferente a otros negocios. Las presiones crean una serie de dinámicas que hacen imposible que el oficio soñado por los estudiantes pueda ser real. La competencia interna puede convertirse en toxicidad entre compañeros, y eso es lo que explica David Jiménez en su último libro, 'El director'David Jiménez'El director'.

Jiménez entró en 'El Mundo' como becario; fue corresponsal y terminó siendo el director. El periodista reconoce que aceptó contaminado por el romanticismo del oficio después de estar 20 años enviando crónicas desde Asia. Ahora ve aquel encargo como un caramelo envenenado. “Querían un director al que pudiesen manipular", dice. Ya le avisó un periodista en su primer día: "Te conozco y me parece que no sabes dónde te has metido. Tú no eres hijo de puta para este cargo".

Para mí, la clave del libro no es que deje en evidencia a los partidos, la monarquía y los bancos, que también, sino que lo haga con los periodistas. En la primera entrevista que concedió -a Javier del Pino- explicaba que muchos compañeros le decían que no tenía derecho a escribir este libro. Es la reacción de los que se han acomodado en la redacciones. Muchos de ellos actúan como vigilantes del poder, tienen perfiles mediáticos y ya no les apasiona su trabajo. Sobre ellos, Jiménez lanzaba la pregunta clave a Del Pino: "¿Por qué nos dedicamos a destapar lo que pasa fuera y nunca en nuestras redacciones?".

En una universidad catalana me consta que hay un profesor que recomienda a los estudiantes ver la película 'Spotlight'. Quizá debería recomendar leer 'El director'. Los futuros periodistas tendrían menos desilusiones y a la larga ganaríamos en honestidad, imprescindible para seguir adelante.