La hoguera

Los barceloneses sabemos votar

Empieza el baile, el juego de tronos tras el juego de trinos. Pactos, alianzas, traiciones, papel mojado

Ambiente electoral en el colegio Jesús i Maria de Barcelona

Ambiente electoral en el colegio Jesús i Maria de Barcelona / periodico

Juan Soto Ivars

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Cuando votamos a la izquierda o a la derecha, a los separatistas o a los constitucionalistas, cuando ejercemos el tedioso derecho con o sin ganas, cabreados o temerosos, constructivos o vengativos, por tradición, por costumbre o con criterio circunstancial. Hasta el que no vota, y no son pocos, sabe votar. Basta con echar una papeleta a una caja después de enseñar el DNI. Basta también con no hacerlo. Ahora bien: ¿saben los responsables políticos utilizar nuestro voto? Lo pongo en duda.

¿Saben interpretar el ruido de las urnas? ¿Saben interpretar los mensajes? ¿Acusan recibo? ¿Comprenden? ¿Respetan lo estipulado? ¿Cuentan sus votos o solamente cuentan sus papeletas? Desde el minuto siguiente de las elecciones la ciudad vuelve a quedarse callada. Callamos en cuanto suben a los despachos, o chillamos en el bar o en Twitter, que para el caso es lo mismo. Empieza el baile, el juego de tronos tras el juego de trinos. Pactos, alianzas, traiciones, papel mojado.

En la ciudad de Barcelona, seamos claros, no ha ganado nadie. Maragall tiene la mayoría por 5.000 votos: menos gente de la que irá el sábado que viene a ver a Rammstein al estadio del Espanyol. Colau, que ayer lloraba, propondrá mañana la forma de darle continuidad a sus medidas: las sociales y las otras. ¿Pacto entre ERC y Colau? ¿Posiblidad de un tripartito de facto con el permiso del PSC?Pacto entre ERC y Colau ¿Pusimos ayer la primera piedra de una 'politeia'? Sin una 'politeia', nos dice Aristóteles, no hay ciudad, sino enfrentamiento.

Barcelona pierde cuando se viste para bailar la rancia sardana y gana cuando se maquilla como una puerta y sale a bailar. Yo, que he visto en el fondo del 'after' Puertohurraco las luces de la civilización del futuro, os diré que nuestra ciudad ha sufrido bajo el provincianismo nacionalista de los últimos años, y que de la misma forma que los países se defienden con fronteras, las ciudades crecen sin ellas.

Hemos votado porque sabemos hacerlo. El mensaje plural de las urnas se parece a la ciudad, de noche, brillando desordenada cuando la miras desde Montjuïc.