IDEAS

Transformar el Icub

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Xavier Bru de Sala

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Maragall contra Maragall. En cultura, la herencia del hermano mayor ha quedado obsoleta. Lo reconoció el vencedor de las municipales cuando expresó que Madrid ganaba a Barcelona por goleada en este campo. Juicio duro, contundente, pero inapelable, sobre todo si comparamos las respectivas armadas compuestas por los grandes equipamientos. La derrota es menor, y reversible, si en vez de medir los fastos nos fijamos en parámetros como la creatividad. Para desgracia de todos, Madrid vivirá una época oscura por dentro, aunque muy bien iluminada desde las tres administraciones que concurren a los fastos, ya convertidos en huecos oropeles desconectados del entorno social y creativo.

En cultura, Barcelona ha vivido de inercias. Madrid gana por goleada a Barcelona en este campo

Hasta ahora, Barcelona ha vivido de inercias, a partir de ahora debe poner las piezas de una nueva etapa. Las palabras clave: reformular; relanzar. Existe mayoría social y política para hacerlo. En el terreno de la cultura empieza a ser cierto que ahora o tal vez nunca. Lo primero es un buen diagnóstico. La fábula del buey y la rana. Si nos empeñamos en imitar al buey nos continuaremos hinchando artificialmente hasta reventar de un éxito tan fingido como impotente. Si, en cambio, asumimos la condición de ranas podemos volver al podio, siempre efímero, de las reinas de los saltos.

Más carriles bicis y menos encauzar la cultura. Lo que le duele a Barcelona como capital cultural no es la falta de presupuesto sino las restricciones mentales. Es este magnífico instrumento llamado Icub, capaz de sorber todas las energías, de capar y fagocitar cualquier chispa espontánea de iniciativa ajena. Es el virreinato de los gestores que han pasado de servidores de los creadores a importadores de un credo de funcionario europeo sofisticado, autosatisfecho con su lenguaje abstruso y desconectado. Resultado, la muerte de la cultura popular y el adocenamiento de la creación. Terapia, invertir el orden: primero la calle, luego los despachos.