Telegrama poselectoral

Pedro Sánchez ha ganado la segunda vuelta. Los datos son inapelables. En las legislativas de hace un mes tuvo el 28,7% de los votos, ahora ha tenido el 29,3% en las municipales. Todavía más (el 32,8%) en las europeas y ha sido el primer partido en diez de las doce autonomías en las que había elecciones, muchas de ellas (como Madrid) feudo histórico del PP. También ha llegado primero en muchas capitales.

Pero ganar la segunda vuelta no implica ni resolver la falta de mayoría absoluta ni tener de golpe mucho más poder autonómico o municipal. Los pactos de la derecha, o de la triple derecha, le harán perder (salvo sorpresas) la Comunidad de Madrid y el ayuntamiento de la capital. Y la caída de Podemos es un arma de doble filo. Debilita a Pablo Iglesias para negociar la investidura, pero amenaza la estabilidad de un aliado.

El PP, aunque pierde electores, recupera algunos que en las legislativas emigraron a Vox y sube del 17% al 22%-23% en las municipales y europeas. Mas relevante es que la ventaja sobre Cs, que en las generales fue de un punto sube a ocho en las municipales. El PP se consolida pues como el partido de la derecha -fracaso en el primer round del asalto de Rivera- y al estar en posición de conservar el poder en Madrid, Castilla-León y Murcia, Pablo Casado puede respirar algo más tranquilo. Aunque las necesarias negociaciones con Vox puede ser muy tormentosas.

Las elecciones municipales en la totalidad de Catalunya consolidan a ERC y al PSC como los dos grandes partidos catalanes con porcentajes muy similares a los de las legislativas.

En Barcelona, Maragall puede ser el primer alcalde claramente independentista, pero el secesionismo ha bajado en la ciudad de 18 a 15 concejales mientras el constitucionalismo -gracias a la subida del PSC- ha pasado de 12 a 16. Maragall parece que será el alcalde pues ERC ha sido la lista más votada, pero no hay que descartar del todo una mayoría alternativa. Iceta ya ha dicho que lo intentará.

Pero donde la alegría de ERC por la victoria en las municipales, especialmente en Barcelona, tiene un gran tropezón es en el resultado de las europeas. En efecto, ayudado por la gran propaganda que supuso el intento del PP y Cs de prohibirle participar en la campaña, Puigdemont ha tenido el 28,6% de los votos en Catalunya, siete puntos más que Junqueras (21,2%) que también ha sido superado por el socialista Josep Borrell (22,1%).

En resumen, el PSOE consolida su victoria de abril, pero no arrasa, el PP respira algo o bastante mejor, Rivera no logra desplazar a Pablo Casado como líder de la oposición y Pablo Iglesias va a sudar mucho tras el retroceso de Podemos y las derrotas de los alcaldes del cambio del 2015. Catalunya seguirá siendo una realidad difícil que amenaza la estabilidad constitucional española y la elección de Puigdemont y Junqueras como eurodiputados generará conflictividad en el Parlamento europeo.

Las cuatro elecciones de la primavera del 2019 ya han pasado. La complejidad sigue.