Análisis

Gobiernos de coalición o en minoría

Hay que asumir la cultura de la colaboración, del diálogo con acuerdos, de la transacción, de la renuncia a puntos concretos y de la lealtad institucional

Los siete candidatos a alcade de Barcelona, en el debate de TV-3.

Los siete candidatos a alcade de Barcelona, en el debate de TV-3. / periodico

Eulàlia Vintró

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La fragmentación política de los últimos años en Catalunya ha provocado, y seguirá provocando, la necesidad de pactar gobiernos de coalición en las diversas instituciones, Generalitat, Diputaciones, Consejos Comarcales y Ayuntamientos, para garantizar la estabilidad y la realización del programa de gobierno acordado entre las fuerzas que hayan alcanzado la mayoría.

Se acabaron, pues, las mayorías absolutas o unas mayorías muy amplias que permitían llevar a cabo los propios programas sin acuerdos o concesiones a otros partidos. Hay que asumir la cultura de la  colaboración, del diálogo con acuerdos, de la transacción, de la renuncia a puntos concretos y de la lealtad institucional entre opciones diversas pero con responsabilidad compartida.

A partir del día 27 asistiremos a la eclosión de gobiernos de coalición ya que en las ciudades más pobladas de Catalunya el número de candidaturas con posibilidad de sacar representación llega hasta siete y, al no haber ni mayorías absolutas ni muy amplias, será imprescindible el acuerdo para llegar a la alcaldía o a la presidencia de las instituciones supramunicipales.

Algunos ayuntamientos, ya desde las primeras elecciones municipales, en 1979, pactaron para que la alcaldía estuviera en manos de la izquierda y para evitar que los alcaldes franquistas -camuflados en listas de CiU o de otros- continuaran con el bastón de mando. A menudo la suma de concejales de PSC y PSUC ganó a la fuerza de derechas que había obtenido más votos. No es alcalde el primero de la lista más votada sino aquel que obtiene más votos de las concejalas y concejales. Así lo dice la ley y, a pesar de opiniones contrastadas, no se ha modificado.

La otra opción es gobernar en minoría y tratar de llegar a acuerdos puntuales con las fuerzas representadas en el consistorio, con todas o con algunas en función del contenido, a fin de desarrollar el programa votado por la ciudadanía.

Barcelona ha sido un buen ejemplo de las dos opciones, entre 1979 y 2011 un gobierno de coalición programático y de izquierdas con mayoría absoluta. Los dos últimos mandatos con gobiernos en minoría, el primero de CiU, el segundo de Barcelona en Comú. A partir del próximo lunes habrá que reflexionar con serenidad y visión de futuro para que el gobierno que resulte sea lo más beneficioso para la ciudad y trabaje sin excusas ni interferencias para mejorar las condiciones de vida de la gente.

Teóricamente hay varias opciones: el eje izquierda-derecha (Comuns, ERC, PSC, CUP por un lado, Cs-Valls, JxCat, PP por el otro) o el eje independentistas-no independentistas (ERC, JxCat , CUP por un lado, PP, Cs-Valls, PSC, Comuns por el otro) y ver si llegan a la mayoría absoluta o a una amplia mayoría. Es obvio que este segundo eje dificulta las alianzas históricas entre las izquierdas y entre las derechas y puede ser la culpable de más gobiernos en minoría, que, a menudo, tienen más obstáculos para satisfacer las demandas de la gente.

Veremos qué pasa pero me temo que hasta después de las autonómicas, aún por convocar, no habrá solución al enigma.