Análisis

Los zapatos de las alcaldesas

De todos los pequeños detalles de esta campaña me quedo con el calzado de Ada Colau

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Olga Ruiz

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La política es cuestión de matices, pequeños detalles que no solemos tener en cuenta casi siempre por falta de tiempo y exceso de titulares. Si hay algo que tenemos que agradecer a las campañas encadenadas que hoy se acaban es que nos ha dado tiempo a escuchar mensajes, aprender discursos, predecir las réplicas y hasta desmontar afirmaciones 'fake' al mismo tiempo que los candidatos y candidatas las pronunciaban. Hemos podido hacer todo esto y a la vez fijarnos en los detalles, poner el acento en lo menos evidente que suele ser también importante. 

De todos esos pequeños detalles me quedo con los zapatos de Ada. Hacia ellos se fue mi vista y gran parte de mi atención en el último de los debates televisivos de esta campaña electoral. No era tarea fácil descubrirlos porque quedaban semiocultos tras el socorrido atril, pero ahí estaban, para complementar y reforzar el lenguaje verbal de la alcaldesa. 

Negros, anchos y cómodos, hasta aquí la parte estética, es decir nada destacable. Pero lo que realmente llamó mi atención fue la metáfora política que hay detrás de esos zapatos y de los de las 13 mujeres alcaldesas en capitales de provincia que ha tenido esta legislatura.

 Los zapatos de las alcaldesas no dejan de ser un pequeño guiño hacia todas las mujeres. Las que se suponen que deberíamos ser y la que cada una de nosotras quiera ser, que no es otra que la que le de la gana. Ser alcaldesa conlleva, lamentablemente, demasiadas coletillas que poco tienen que ver con la gestión política y mucho con el machismo más rancio. A nuestras políticas les penaliza su ropa, su vida privada y hasta su edad. Esta última semana hemos visto como a Manuela Carmena la tachaba de senil otra mujer política. Solo puedo entender este ataque tan gratuito desde un antifeminismo heredado, una visión masculina de cómo tiene que ser una mujer política para gustar y sobre todo no incomodar a los líderes del partido, que en última instancia siempre son hombres.

A muchas mujeres nos penaliza serlo en nuestros trabajos, con la diferencia que mientras nosotras soportamos miradas condescendientes y comentarios 'sottovoce', a ellas las someten a un ataque tan público y notorio como sus cargos. Pero ahí están sus zapatos, un símbolo de resistencia a prueba de rozaduras. Los zapatos de Ada Colau, Núria Parlón, Clara Luquero, Lara Méndez, Gema Igual,  Concepción Gamarra, Milagros Tolón o Amparo Marco, todas ellas alcaldesas y políticas líderes de nuestro país son de los que no duelen, zapatos para paso firme y decidido después de demasiados años pisando y pasando de puntillas.

Eloína Suárez fue la primera mujer alcaldesa de Oviedo; estuvo al frente del consistorio desde junio de 1978 hasta abril de 1979, le tocó casi por accidente tras una baja por enfermedad del alcalde y la renuncia de su segundo. No estuvo ni un año en el cargo y fue reemplazada, por un hombre,claro. No he encontrado ninguna fotografía de Eloína de cuerpo entero, así que intento imaginar cómo serían sus zapatos, no debió ser fácil caminar por un pedregal. Los tiempos han cambiado pero andar con una piedra clavada en el zapato puede ser insoportable, de ahí la importancia de los zapatos.