Urbanismo

Las rondas, la muralla del siglo XXI

Hay que domesticar estos cinturones de Barcelona; imposible taparlos, mejor convertirlos en calle mayor de la metrópolis

Tráfico en la Ronda de Dalt de Barcelona.

Tráfico en la Ronda de Dalt de Barcelona. / RICARD CUGAT

Juli Capella

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Barcelona va creando y derribando murallas desde hace siglos. La medieval acabó cayendo en pleno siglo XIX para dar paso al Eixample, que sirvió para interconectar poblaciones limítrofes. Nuestra muralla actual son las rondas, antaño liberadoras del tráfico interior, pero hoy verdadera frontera que rompe barrios, nos separa de otros municipios, contamina y se colapsa.

Pocos ciudadanos conocen Barcelona Regional, pero ha sido la agencia pública de proyectos, creada tras los Juegos Olímpicos por Maragall y Acebillo, que durante los últimos 25 años ha regido el urbanismo condal. Para celebrar su aniversario, además de una mirada histórica, han querido proyectar una mirada al frente. Convocaron un 'hackatón' –de 'hackers' y maratón- para “des-cubrir” las rondas. Quinientos universitarios pusieron sus neuronas a elucubrar soluciones para transformar y disolver esta autovía. Requisito necesario para conectarse orgánicamente con la conurbación metropolitana. Asunto pendiente, siempre reivindicado por todos los políticos, pero que nunca acaba de cuajar. Y lo de que Pujol no quiso, ya no puede seguir siendo la excusa.

Josep Bohigas es el actual director de Barcelona Regional y bajo su mandato se ha trabajado la Agenda Besòs, el Plan del Litoral, los Barris de Muntanya y la elaboración del PEUAT. Otro hito significativo ha sido la participación en la creación del Observatorio Metropolitano de la Vivienda, el gran tema candente, por fin abierto en esta última legislatura municipal y que debe determinar la siguiente. También será el momento oportuno de quitarse este cinturón, deshaciendo fronteras, agrupando los cinco municipios que recorren los 37 kilómetros de las rondas.  Hay que domesticarlas en beneficio de vecinos y usuarios, imposible taparlas, mejor apaciguarlas y convertirlas en calle mayor de la metrópolis. Será fácil si se quiere, “comprobé que las murallas se quiebran con suspiros y que hay puertas al mar que se abren con palabras”, Rafael Alberti dixit. Suspiros, palabras y acción.