Inicio de legislatura

La Constitución y el 1-O son incompatibles

Todos sabemos que los dirigentes del 'procés' juzgados actualmente en el Tribunal Supremo no acatan la Constitución

Romeva promete como senador

Romeva promete como senador / periodico

José A. Sorolla

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La XIII legislatura de la democracia se abrió con bronca en el Congreso fruto de la polarización y la crispación que vive la política española a causa del conflicto de Catalunya y, sobre todo, desde que la derecha fue desalojada del Gobierno mediante una moción de censura.

La bronca protagonizada por Vox y por parte del grupo de Ciudadanos, con un Albert Rivera que no pierde ocasión de sobreactuar, se organizó para impedir que se oyeran las palabras con que los diputados independentistas catalanes presos prometían el acatamiento de la Constitución. En esas frases, recordaban que se consideran “presos políticos” y mientras unos evocaban sus convicciones republicanas, otros reivindicaban el mandato del 1 de octubre.

Discurso buenista y adolescente

Pero el problema no es el modo en que juraron o prometieron porque, como ya estableció hace tiempo el Tribunal Constitucional, son válidas distintas fórmulas siempre que se afirme lo principal, que es el acatamiento de la Constitución. Y ese es el auténtico problema: todos sabemos que, aunque lo prometieran con más o menos circunloquios, los dirigentes del ‘procés’ juzgados actualmente en el Tribunal Supremo no acatan la Constitución. Y para corroborarlo ahí está esa contradicción en sus términos: no se puede acatar la Constitución y reivindicar al mismo tiempo el mandato del 1-O. No hay ningún mandato democrático, porque en ese referéndum ni hubo garantías de limpieza, ni censo válido y votó solo el 43%, entre otras irregularidades.

La actuación de ERC confirmó, como ya adelantaba su veto a Miquel Iceta para presidir el Senado, que su pregonado pragmatismo es una quimera y no soporta la competencia con Junts per Catalunya para no quedarse atrás en el enfrentamiento con el Estado. Un detalle, quizá menor pero significativo, lo demuestra: mientras el puigdemontismo votaba en blanco a Meritxell Batet para presidir el Congreso, que es lo lógico, ERC no pudo resistirse a utilizar la papeleta para imprimir la consigna 'Llibertat' con un lazo amarillo y provocar así el voto nulo. No parece la mejor manera de preparar el diálogo que Oriol Junqueras no deja de reclamar con su discurso buenista y adolescente.