Análisis

Responsabilidad histórica

¿Se atreverán ERC y Barcelona en Comú a salir de su zona de confort para pactar?

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zentauroepp48127114 debate en btv190512215516 / JORDI COTRINA

Roger Palà

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El próximo 26-M los Comuns y ERC podrían estar en disposición de sumar una sólida mayoría de izquierdas en Barcelona sin depender ni del PSC ni de la 'neoconvergència'.

Las encuestas pronostican un empate técnico entre Barcelona en Comú y ERC en las elecciones municipales, con una ligera ventaja por Ernest Maragall. La lista de Manuel Valls con Ciutadans queda lejos de las expectativas que había generado en algunos sectores del 'establishment' económico y mediático de la capital. El PSC de Jaume Collboni tampoco conseguiría capitalizar la victoria de Pedro Sánchez. Y la lista 'neoconvergent' de Quim Forn y Elsa Artadi quedaría muy lejos del resultado de Trias hace cuatro años. Todo está abierto, hay muchos indecisos y mucha fragmentación. Pero parece que el 26-M la cosa irá de Maragall o Colau.

Si el resultado previsto en los sondeos se acaba concretando, estaremos ante un escenario inédito: los primeros dos partidos con más representación en el Ayuntamiento de Barcelona serían fuerzas a la izquierda del PSC. Es posible que si los Comuns y ERC consiguieran también el apoyo de la CUP, la mayoría de izquierdas en el Ayuntamiento estuviera asegurada sin la necesidad de contar con otros partidos. Un acuerdo entre Comuns y ERC: la pesadilla del 'Upper Diagonal', y un escenario alentador para gran parte de las clases populares barcelonesas.

Hay un problema, sin embargo, para que este acuerdo se concrete: el poco 'feeling' entre los principales liderazgos de ERC y los Comuns. Los dos partidos pugnan por la hegemonía de la izquierda y casi siempre se mueven en clave de competición. Tampoco es ningún secreto que tienen importantes diferencias sobre cómo enfocar el proceso soberanista. Es posible que si ERC queda como primera fuerza de la oposición no quiera llegar a acuerdos Colau, y al revés. Esto obligará al ganador a gobernar de nuevo en minoría y en una extenuante política de pactos a múltiples bandas, porque las encuestas dicen que ni un acuerdo de ERC con los 'neoconvergents', ni uno de los Comuns con el PSC, sumaría mayoría suficiente.

Gobernar el Ayuntamiento con geometría variable es posible (Colau lo ha hecho durante cuatro años). Pero también dificulta abordar cambios estructurales. La posibilidad de que dos partidos ajenos al régimen del 78 estén en disposición de alcanzar el gobierno de Barcelona sin depender ni del PSC ni de Convergència es una situación inédita que requiere amplitud de miras.

Los escenarios inéditos pueden requerir soluciones inéditas. Por ejemplo: si el resultado entre ERC y los Comuns es muy ajustado, ¿sería posible repartir la alcaldía de Barcelona entre los dos partidos? Dos años de Colau y dos años de Maragall. Dos alcaldes de fuerzas diferentes en un mismo mandato es una solución que sucede en muchas ciudades catalanas y que podría trasladarse a Barcelona en caso de empate técnico.

Un acuerdo entre ERC y los Comunes, sea repartiéndose la alcaldía o con un gobierno de coalición, debería servir para articular una mayoría que permita impulsar las urgentes transformaciones que necesita Barcelona en materia de vivienda, turismo o derechos sociales. Y al mismo tiempo, podría ser la solución que, a escala nacional, rompiera la política de bloques. Para ello, los dos partidos tendrán que salir de su zona de confort. ¿Se atreveran?