ANÁLISIS

Equívocos con el 'e-commerce' y el coche eléctrico

Cada proceso innovador supone una oportunidad para los más rezagados

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Josep-Francesc Valls

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Los últimos datos sobre el comercio electrónico indican que batimos récords de crecimiento. A tenor de la evolución a lo largo de los tres primeros trimestres del 2018, este año el e-commerce alcanzará en España cerca de los 40.000 millones de euros frente a los poco más de 30.000 del anterior. Un gran salto, que se produce gracias a los nuevos inventos comerciales de noviembre y al esfuerzo de todos por posicionarse en la red. Se percibe, sobre todo, en viajes, juego, discos, libros, o periódicos (CNMC, 2018).

Cifras magníficas que invocan el primer equívoco. En el mejor de los supuestos, no se superará en ningún caso el tercer puesto por la cola de Europa, junto a Polonia e Italia. Estos guarismos resultan muy inferiores a los de los principales competidores, como Reino Unido, Alemania o Francia (17%, 15% y 10%, respectivamente -Centre for Retail Research, 2018-). Peor todavía. A finales del 2019, las compra-ventas en la red no superarán el 6% del global de las transacciones comerciales.

Vivimos en plena euforia del coche eléctrico. Es el presente. El mañana. Y el futuro más esplendoroso. Sobre todo, desde que el gobierno fijó en el 2020 la fecha tope para erradicar los vehículos contaminantes. Las encuestas avalan este brillante porvenir. El 58% de los españoles responde que los comprarán (Cetelem, 2018). Ahí aparece el segundo equívoco. A pesar de la llegada del esperado Tesla, que él solito ha vendido 396 automóviles de su Model 3 en marzo. A pesar del incremento de ventas del Nissan Leaf, del BMW i3, del Volkswagen eGolf o del Hyundai Kona, las unidades vendidas son ínfimas. Unas 13.000 en el 2017, unas 17.000 en el 2018, y unas 22.000 este año, el 1,7% del total de las ventas.

A todo esto, España ocupa el noveno lugar en el ránking de productores automovilísticos del mundo. Es verdad que los concesionarios boicotean las ventas como consecuencia del estoc que aumenta de coches convencionales. Y, además, persiste la cuestión de la capacidad de las baterías, de la autonomía del vehículo y de los suministros, amén del precio superior. Pero, con los mismos problemas, Europa anda por los 1,6 millones vendidos y en el 2020 se prevén unos 11 millones. Como con el 'e-commerce', también vamos a la cola.

Dos equívocos que tienen que ver con el ritmo de introducción de las innovaciones. Aparecen pioneros. Seguidores. Rezagados. Y recalcitrantes. En este país, se congrega más gente en los últimos cuartiles que en los primeros. Sabemos que la robótica, el big data o la inteligencia artificial están configurando una nueva forma de vivir y que la electrificación automovilística resulta indispensable para la salud del planeta. A pesar de ello, las empresas, los grupos familiares, o los individuos muestran pereza ante la innovación. Prefieren la segunda o la tercera ola y que el Estado empuje y financie las transiciones.

Cada proceso innovador supone una oportunidad para los más rezagados. El contador se pone a cero para todos. Se aprovecha o no.