Ideas

Cosas de curas

'Sodoma', de Frédéric Martel, es un implacable retrato del estado actual de la iglesia católica en general y de su jerarquía en particular

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Ramón de España

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¿Estaba en lo cierto Unamuno cuando dijo aquello de “los llaman curas y son la enfermedad misma”, que tanto le gustaba citar a Joan Brossa? A esa conclusión puede llegar cualquiera que se tome la molestia de leer el último libro del francés Frédéric Martel, 'Sodoma'. Poder y escándalo en el Vaticano, implacable retrato del estado actual de la iglesia católica en general y de su jerarquía en particular. Este ensayo periodístico denuncia de manera muy amena e informada el predominio de los homosexuales en la iglesia, no por el hecho de serlo (el autor también es gay), sino por su hipocresía lacerante al denigrar en público lo que practican en privado, unos de tapadillo -frecuentando saunas o recurriendo a los chaperos de la Estación Termini de Roma- y otros pasando mucho del qué dirán y dejándose ver siempre con su 'secretario particular' o su 'discípulo preferido'. Tras sus investigaciones -cuatro años hablando con curas (en activo y rebotados), seminaristas, cardenales y arzobispos-, Martel calcula que el 70% de la iglesia católica está formada por homosexuales, la mayoría de ellos practicantes -si no pasas de la teoría, la jerarquía eclesiástica mira hacia otro lado, aunque, puestos a abstenerse, prefiere heterosexuales platónicos-, llegando a la conclusión de que una limpieza gay unida a la progresiva falta de vocaciones -la liberación homosexual ya no hace necesario el seminario en el que evitar los rumores y poder dedicarte tranquilamente a lo tuyo- dejaría la institución (¿o deberíamos llamarla secta?) en cuadro.

Si el tema aparente del libro de Martel es la homosexualidad en la iglesia católica, el real es la hipocresía y el autoodio de los curas. Cuanto más homófobo sea el prelado de turno, se nos dice, más posibilidades hay de que sea “de la parroquia”, según el argot vaticano. Entre sauna y sauna, sus eminencias se manifiestan contra la homosexualidad y el uso del preservativo y ensalzan una castidad y una abstinencia que ellos no practican. Si el sida se extiende por África, será porque así lo habrá querido Dios.

Pese a la dureza del libro, no parece que las autoridades eclesiásticas tengan nada que decir al respecto, optando por el ninguneo. Tampoco veo que el libro se venda muy bien en España ni que genere polémicas de ningún tipo. Pero los curas no pasarán de nosotros, aunque nosotros pasemos de ellos.