Presidencia del Senado

El independentismo y el 'asunto Iceta'

El boicot a las aspiraciones de Iceta tiene demasiado de reflejo irracional, nacido más en el estómago que de la razón y el cálculo

Ilustración de Monra

Ilustración de Monra / periodico

Marçal Sintes

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Sí. Iceta se manifestó contra la independencia y se hizo un alegre 'selfie' con Millo, Albiol y Dolors Montserrat en un mar de banderas rojigualdas. Sí, el PSOE votó a favor del 155a favor del 155. Sí, Iceta, y los demás diputados del PSC, optaron por no mirar (y no aplaudir) a los familiares de los presos independentistas cuando estos acudieron al Parlament. Sí, el PSC está más acordonado al PSOE que nunca antes, aunque formalmente continúe siendo un partido distinto.

Por esto, y por unas cuantas cosas más, el independentismo siente la aguda tentación (en el momento de escribir estas líneas desconozco cuál será el desenlace) de impedir que el primer secretario del PSC se convierta en senador autonómico impedirsenador autonómico para, a continuación, acceder a la presidencia de la Cámara alta. Se trata de una reacción que tiene mucho de zancadilla por detrás, de pellizco de vieja solterona. El boicot a las aspiraciones de Miquel Iceta también tiene demasiado, yo diría que casi todo, de reflejo irracional, nacido más en el estómago que de la razón y el cálculo.

Adversario político o enemigo

Muchos independentistas consideran a Iceta un adversario político. Otros, sin embargo, lo ven como un enemigo. En algunos casos, lo denostan con más energía y menos manías que las que se emplean contra la derecha ultraespañolista, hoy en día disponible en tres formatos: envase azul, envase naranja o envase verde.

Desde la derecha político-mediática madrileña, siempre excitadísima, se condena a Iceta al cadalso por cosas que dijo, por cosas que nunca dijo y también por cosas que no dijo como dicen que dijo, con el afán de pintarlo como un soberanista emboscado. Para completar el relato falsario de la conjura, se presenta su posible presidencia del Senado como el suculento anticipo del "traidor" Pedro Sánchez a Torra, Puigdemont, Junqueras y a todos los que quieren "romper España" ("Otro guiño al secesionismo", titulaba, por ejemplo, el 'Abc' sobre una foto del primer secretario de los socialistas catalanes).

Pero dejemos a la derecha silvestre en paz, dado que, por el momento, no parece tener remedio. Fijémonos, en cambio, en la postura de los que, desde el independentismo, quisieran fastidiar a Iceta y Sánchez.

Empecemos por lo básico: los socialistas piden simplemente sustituir a un senador (José Montilla) por otro (Iceta). Es su puesto en el Senado, es su senador. Montilla está dispuesto a ceder el escaño. Hay que aprobarlo en el Parlament, un trámite. Es lo mismo, igual, que cuando se dio luz verde, por ejemplo, a la designación como senador a Xavier García Albiol.

En segundo lugar: ¿no es mejor para Catalunya que Iceta presida la Cámara alta en lugar de que lo haga cualquier otro senador del PSOE, entre los que el nacionalismo español asimilador es inmensamente mayoritario? ¿Qué ganan los catalanes cortando el paso a Iceta? La respuesta es impepinable: nada; o,  más exactamente, menos que nada.

Por mucha inquina que se le tenga a Iceta, por mucho rencor que se le guarde por esto o por aquello, el independentismo, y especialmente sus principales dirigentes, están obligados -realmente' obligados- a contener sus emociones. Y a pensar con la cabeza. Es su deber democrático y patriótico. Eso incluye no disparar con pólvora del rey ni equivocarse como si fueran principiantes.

Propiciar el diálogo

Todos saben, desde Oriol Junqueras y Carles Puigdemont hasta el último simpatizante, que el independentismo debe superar el batacazo de octubre de 2017. Cicatrizar las heridas, reponerse y ganar músculo. Esto último supone trabajar para remover barreras, tender puentes y disipar recelos. Sumar. ¿Alguien cree que pegar patadas en la espinilla del PSC va a contribuir a ello? ¿Que cabrear a votantes y simpatizantes socialistas porque sí ayudará a olvidar desencuentros o a "ampliar la base"?

No, no creo que yo sea un ingenuo. No voy 'amb el lliri a la mà'. Pedro Sánchez, es totalmente cierto, usó un error de los independentistas (su 'no' a la tramitación de los presupuestos) como excusa-coartada para convocar elecciones en un momento que le era propicio. Además, los socialistas no están haciendo hoy por hoy ningún favor, ni pequeño ni grande, en realidad todo lo contrario, a republicanos y posconvergentes.

No hay que darles las gracias ni aplaudirles por querer situar a Iceta en el Senado, pero tampoco impedirlo. El independentismo debe propiciar el diálogo, y esperar el momento, el momento de la verdad. Habrá asuntos de sobras para mostrarse firmes, incluso intransigentes. Pero la designación de Miquel Iceta como senador no es uno de ellos.