CHEQUEO

Cero dramas con el salario mínimo

Han pasado cuatro meses desde que el SMI subió a 900 euros y al menos por ahora no ha habido ninguna catástrofe en el empleo

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Rosa María Sánchez

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Organismos oficiales y servicios de estudios auguraron grandes daños al empleo como consecuencia de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) del 22,3% en enero pasado. Banco de España, Autoridad Fiscal, Comisión Europea, BBVA, Fedea, Funcas y agencias de rating hicieron estimaciones que situaban la pérdida de empleos en una horquilla entre 40.000 y 125.000 puestos de trabajo. Han pasado cuatro meses desde la implantación del salario mínimo de 900 euros y, al menos por ahora, los dramas augurados no han dado la cara. Todo lo contrario.

Se dijo que se iba a destruir empleo y lo que ha sucedido en los primeros cuatros meses del año es que la afiliación a la Seguridad Social se ha acelerado, con una tasa de crecimiento del 2,91% y 536.771 puestos más que hace un año.

También se anticipó que iba a haber un desplazamiento de asalariados al régimen de autónomos (en forma de falsos autónomos), para aprovechar que la base mínima de cotización de estos últimos no ha sufrido la subida del 22,3% del salario mínimo. Y lo cierto es que en estos cuatro meses las afiliaciones de autónomos han subido mucho menos (0,88%) que las del régimen general (3,35%).

Otro de los augurios es que la subida de SMI iba a estimular el paso de contratos legales a la economía sumergida. Y aquí los datos sí apuntan un indicio en lo relativo al régimen de empleo del hogar al que la Inspección de Trabajo debería prestar atención pues el número de personas afiliadas en este sistema ha bajado en 11.373 personas hasta abril (el 2,71%).

También se anticipó que los efectos negativos se iban a concentrar en mayor medida en las autonomías donde existía un mayor número de trabajadores con un sueldo inferior a los 900 euros al mes antes de la subida del smi. Sin embargo la Autoridad Fiscal no ha podido constatar una peor evolución de los datos en comunidades como Extremadura, Canarias, Murcia o Castilla La Mancha. Tampoco ha encontrado indicios de empeoramiento en los jóvenes sin formación ni entre las mujeres, dos colectivos donde se concentran los salarios más bajos.

En cambio, la subida del SMI sí ha favorecido un aumento de los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Social del 8% en los tres primeros meses del año. Además, ha mejorado la calidad de vida y la capacidad de consumo de más de un millón de trabajadores que cobraban menos de 900 euros al mes por una jornada completa.

“Tal vez nos pasamos de negativos”, admiten ahora en la Autoridad Fiscal (Airef), que preside José Luis Escrivá, en un saludable ejercicio de autocrítica que aún no ha hecho nadie más. Pero no conviene cantar victoria. Cuatro meses es poco tiempo para llegar a ninguna conclusión definitiva. Es posible que al cabo del tiempo se llegue a la conclusión de que la subida del salario mínimo impidió la creación de un número mayor de puestos o que expulsó a la economía sumergida empleos que antes eran legales. Puede ser. Pero la evolución del primer cuatrimestre del año sirve ya para valorar que las consecuencias no han sido catastróficas ni arrolladores. Cero dramas. Cabe pensar que los posibles efectos negativos, de producirse,  irían llegando de forma paulatina y eso facilitaría su reabsorción. Veremos.