Referente del socialismo

Rubalcaba: inteligencia y brillantez al servicio de un proyecto común

Fue un referente no solo del socialismo español sino de cualquier esfuerzo de reflexión sobre España y su democracia

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Meritxell Batet

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Alfredo Pérez Rubalcaba ha dado forma a la España que conocemos en muchos y muy relevantes ámbitos. Como el político ejemplar que fue, supo configurar mediante el debate, la negociación y el acuerdo desde las más firmes convicciones la realidad de nuestro país en aspectos tan relevantes como la ciencia y la educación, sus vocaciones más personales; pero también en la seguridad pública, la política antiterrorista o en el trabajo parlamentario.

Su capacidad desarrollada en tantas vertientes, expresión de su propia personalidad poliédrica, debía conducirle a la dirección política del Gobierno y de España, ya como ministro de la Presidencia en los años 90, como portavoz parlamentario y como vicepresidente en el Gobierno de Rodríguez Zapatero y después como líder y candidato del Partido Socialista. Porque la pasión de Alfredo por lo público fue su auténtica vocación, la de hombre de Estado y servidor del Estado y, sobre todo, de sus conciudadanos. Y el PSOE fue para él el instrumento fundamental para hacerlo, sumando su aportación a la de tantos y tantos ciudadanos, poniendo sus capacidades extraordinarias al servicio de un proyecto común y compartiendo su liderazgo.

Todas las críticas, los reproches y las descalificaciones que supo aguantar nunca pudieron poner en duda su brillantez y la fuerza de su inteligencia, que lo convierten para mucho tiempo en un referente no solo del socialismo español sino de cualquier esfuerzo de reflexión sobre España y su democracia. Para quienes le conocimos, y para todos los ciudadanos a los que sirvió en todos sus días, esa inteligencia y esa brillantez se ponían invariablemente al servicio de sus convicciones, de sus ideales, que fueron los del Partido Socialista, también porque contribuyó como pocos a darles forma. La fuerza de esas convicciones y la calidez de su sonrisa son un legado que confío me acompañe siempre y del que espero estar a la altura.

Quien fue el político y orador más brillante de su generación nos decía que la mejor improvisación es la que se prepara: en sus discursos y en su legado de reformas y propuestas seguiremos encontrando la mejor preparación para el futuro de España que él siempre vio con confianza y que tanto contribuyó a garantizar, con ilusión, con estudio y trabajo y con los valores a los que siempre fue fiel.