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Tomar partido

Timothée Chalamet y Elle Fanning, en un fotograma de 'Día de lluvia en Nueva York', de Woody Allen

Timothée Chalamet y Elle Fanning, en un fotograma de 'Día de lluvia en Nueva York', de Woody Allen

Desirée de Fez

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"Debemos salvar a Woody Allen". Han coincidido estos días un par de cosas. Por un lado, el anuncio de que Día de lluvia en Nueva York, la película de Woody Allen que permanece inédita y por la que el cineasta anda a la greña con Amazon Studios, se estrenará en Italia y España. Aquí lo hará el 4 de octubre de la mano de la distribuidora A Contracorriente. Por otro, la publicación de un artículo en la revista francesa Transfuge (del que se hace eco en Twitter Robert B. Weide) que, bajo el título con el que abría esta columna, rompe una lanza a favor de Allen. "Así que ahora Hollywood, algunos editores y ciertos periodistas están listos para arruinar la carrera de uno de los mejores cineastas en activo sin ninguna razón fundada en la justicia", expone su autor, Jean-Christophe Ferrari, en uno de los párrafos.

'Día de lluvia en Nueva York', de Woody Allen, es una película que existe y que ahora, sea por las razones que sea, vas a poder elegir entre ver y no hacerlo

Cada uno es libre de pensar lo que le dé la gana sobre Woody Allen, faltaría más. Y sobre sus películas. Cada uno puede creerse lo que quiera de su vida privada y permitir (o no) que eso altere la percepción de sus filmes, incluso si estos forman parte de su historia cinematográfica y emocional. Y, por supuesto, cada uno puede tener sus teorías sobre si es posible separar autor y obra, marcar una barrera entre vida personal y propuesta artística. Esto último quedó claro en los numerosos textos sobre Allen, algunos magníficos (sinceros, emocionantes, contradictorios por humanos), publicados en el estallido del #MeToo a raíz de los artículos de Dylan Farrow, hija adoptiva del cineasta, en The New York Times y Los Angeles Times.

Que cada uno se relacione con el cine, con el arte y con el mundo como quiera. Pero, tanto si las compartes y celebras como si te sientan como una patada, esas cosas son importantes porque implican una toma de partido, una apuesta en firme por un autor y/o una película. Son importantes porque trascienden el nubarrón  informativo de misterios, especulaciones y ruido. Desactivan lo abstracto y van a lo concreto. Y lo concreto es Día de lluvia en Nueva York, una película que existe y que ahora, sea por las razones que sea, vas a poder elegir entre ver y no hacerlo.