Elecciones en Barcelona

Una pugna de tres espacios

ERC podría captar votos de otras formaciones independentistas si la campaña se polariza mucho en el eje nacional

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Berta Barbet

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Aún con la resaca del 28-A, Barcelona votará en dos semanas la composición del nuevo consistorio. Unas elecciones en las que las dinámicas del 28-A interactuarán con los elementos propios de las candidaturas locales e incluso con algunas tendencias de las elecciones europeas, generando un escenario que hoy genera al menos tres tipos de dudas y una gran bolsa de indecisos entre los electores de todos los partidos.

En primer lugar, parece que ERC mantendrá la tendencia al alza del 28-A. Una posición que le permitirá no solo situarse como una de las candidaturas con más opciones de ser la más votada. Además, las encuestas apuntan a cierta consolidación de la formación republicana como primera fuerza independentista muy por delante de JxCat, lo que le podría permitir captar votos de otras formaciones independentistas si la campaña se polariza mucho en el eje nacional. De hecho los datos del GESOP ya apuntan a un importante trasvase de votantes desde la antigua Convergència o la CUP a los republicanos.

Eje social y eje nacional

Sin embargo, ciertos elementos de la campaña podrían poner en riesgo la candidatura de Maragall. La candidatura de Puigdemont a las europeas podría arrastrar votos hacia candidaturas de su partido. En segundo lugar, porque la presencia de nuevas candidaturas independentistas puede generar dinámicas muy imprevisibles, especialmente en un contexto en el que la CUP Barcelona Capital parecen luchar por poder entrar en el consistorio como fuerza visible del independentismo más radical. Y por último, porque no es descartable que la campaña haga que el eje social y económico se recuperen frente al eje nacional, una situación que podría empeorar las posibilidades de una ERC que no solo capta votos de independentistas de todas las ideologías, sino que también parece entrar con cierta fuerza entre los antiguos votantes de Ada Colau.

Muy relacionado con esta lucha sobre la relevancia de los dos ejes en la campaña encontramos el segundo gran espacio de duda. Las encuestas parecen apuntar a cierta recuperación del voto que los socialistas perdieron hacia los ‘comuns’ en el 2015. Una dinámica que también se pudo ver en el contexto del 28-A. Sin embargo, Colau sigue siendo la alcaldable más popular según las encuestas de GESOP, con una ventaja de más de 15 puntos sobre Collboni. En un contexto en el que ser la fuerza más votada podría suponer la posibilidad de gobernar, habrá que ver cómo evoluciona la gran bolsa de antiguos votantes de Barcelona en Comú que hoy aún no han decidido a quién votarán. En concreto la gran incógnita es saber hasta qué punto los ‘comuns’ serán capaces de mantener el voto útil socialista en un contexto en el que se dio el fracaso del pacto de gobierno entre ambas formaciones raíz del 155 y el hecho de que la alternativa mejor situada para ganar a Colau no es Convergència sino ERC.

Un hecho que podría generar menos incentivos al voto útil. Sin embargo, el espacio que seguramente genera más dudas de todos es, como ya ocurrió el 28 de abril, el de la derecha no catalanista. El giro de Ciudadanos a nivel estatal parece tener sus efectos en comportamiento electoral de los barceloneses como ya lo hizo el 28-A. La formación incluida en la coalición de ManuelValls compensa las pérdidas de hasta un 18,2% de sus antiguos votantes hacia los socialistas con un crecimiento bastante espectacular entre los antiguos votantes del PP. Hasta un 34,2% de los electores que optaron por los populares en el 2015 optarían ahora por Valls, lo que podría dejar fuera del consistorio a la formación liderada por Bou. Habrá que ver si los cambios de estrategias de las últimas semanas, el imprevisible voto a Vox, o el perfil propio de Valls en la campaña cambian estas dinámicas.