Opinión | Editorial

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Reflexión ineludible en el Barça

El club debe preparar con mayores garantías la recta final de la carrera de Messi tras otra deblacle en la Champions

Messi desolado en Anfield

Messi desolado en Anfield / periodico

La lección de Roma no sirvió de nada. El FC Barcelona volvió a caer de forma estrepitosa en la Liga de Campeones al encajar una inesperada goleada en Liverpool. El fracaso sin paliativos en la vuelta de las semifinales se une al protagonizado en los cuartos de Roma, el año anterior, y a anteriores derrotas europeas sonrojantes como las de París –a la que siguió la remontada del 6-1 en el Camp Nou– o de Turín ante la Juventus. El Barça, muy fiable en la Liga con 8 títulos en las 11 últimas ediciones, se ha convertido en un equipo muy vulnerable en Europa, donde fuera de casa no actúa con la grandeza y personalidad –al margen del debate del estilo– que se debe esperar siempre de un equipo que aspira a ser campeón.

Los datos son suficientemente elocuentes. El mejor equipo de la historia de la entidad sumó dos Champions en cuatro temporadas. Desde la gloriosa final de Wembley ante el Manchester United en el 2011, el club ha llevado a su museo solo una Copa de Europa en ocho temporadas, la del triplete del 2015. En estos ocho años, además, la herida abierta duele más porque el Real Madrid –hoy un equipo pendiente de reconstrucción– ha subido al podio europeo cuatro veces. Cuando la final del Wanda Metropolitano de Madrid estaba a la vista, con el 3-0 en la ida del Camp Nou ante el equipo inglés, el Barça reinicidió en el error, pese a todos los pronunciamientos de la plantilla de que no podía repetirse el fiasco del Olímpico de Roma.

Que haya sucedido dos años seguidos descarta que sea casualidad. El Barça, pese a contar con el mejor futbolista del mundo, no ha competido al verse exigido en Europa. Algo que hace inevitable que la directiva abra una rápida e ineludible reflexión sobre el futuro. Ni el doblete puede evitar que se cuestione si el Barça está en condiciones de volver a lo más alto cuando Leo Messi afronta, próximo a cumplir 32 años, el esprint de una carrera única. Esa reflexión alcanza al estilo de juego y al propio entrenador porque la opción más pragmática y resultadista que encarna Ernesto Valverde no ha evitado el KO europeo. El llamado ADNBarça no ha de ser solo una etiqueta de quita y pon, y máxime con una dirección deportiva que firma, por ejemplo, fichajes invernales tan inexplicables como los de Boateng Murillo. Persistir en una línea errática es la peor forma de revertir la situación y puede provocar la progresiva desafección del socio.