Al contraportada

El postureo que no cesa

Que Casado le pida a Ciudadanos que se abstenga en la investidura de Sánchez es un ejercicio evidente de cinismo, por pedirle a otro lo que podrías hacer tú

Apretón de manos

Apretón de manos / periodico

Cristina Pardo

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La política, a veces, tiene más aspectos cómicos y folclóricos de lo que nos gustaría. El presidente del Partido Popular, da igual si habla desde la derecha o desde el centro, ya está chapoteando en el esperpento con demasiada soltura ya. La última ocurrencia de Pablo Casado ha sido la de, tras reunirse con Pedro Sánchez en La Moncloa, pedirle a Ciudadanos que se abstenga en la investidura del líder del PSOE. Alega que, de esa forma, el Gobierno socialista no dependería de los independentistas y eso sería bueno para España.

Tan bueno sería para nuestro país que Casado ha dejado claro que no será el PP el que facilite la investidura. En mi opinión, esta sugerencia hace agua por todas partes. Y vaya por delante que yo sí creo que es positivo para la ciudadanía que el Ejecutivo tenga apoyos suficientes para ahorrarnos los sobresaltos que conlleva la precariedad parlamentaria. Sin embargo, en la propuesta de Casado, en primer lugar, nos encontramos ante un ejercicio evidente de cinismo, por pedirle a otro lo que podrías hacer tú.

En segundo lugar, está la incoherencia de dejar claro que tú no vas a facilitar una investidura del PSOE  por la estabilidad del país, a pesar de que fue el PP quien llevó a los socialistas a sus momentos más brutales de tensión interna, esperando que hicieran lo que ahora tú no te planteas hacer. En tercer lugar, no parece que Casado, dadas las circunstancias aritméticas, esté dando ese consejo tanto por el bien de España, como por el mal de Ciudadanos. Que sean ellos la muleta de Sánchez, para disipar las dudas sobre quién es el líder de la oposición.

Auguro que esta pelea por ejercer de contrapeso del PSOE nos va a dejar grandes momentos ridículos con los que engrosar la hemeroteca. En lo único que tiene razón el presidente del PP es en recordar que Ciudadanos es experto en cambiar de opinión. Así que entiende Casado que no pasaría nada si le levantan el veto a Sánchez y vuelven a hacer lo contrario de lo que dijeron. Esto sí es cierto.

El problema es que Albert Rivera ha sacado el mejor resultado de su historia con el cordón sanitario al PSOE, no con aquella actitud de hombre de Estado bajo la que camuflaba sus idas y venidas. No parece que vaya a retomar el viejo camino, cuando lo que le renta es el nuevo. Quizá por eso, el líder de Ciudadanos dice ahora que no tiene intención de pactar con los socialistas tampoco en municipios y comunidades autónomas y se ha apresurado a tildar de “chiste” la propuesta del PP. En realidad, no lo es, dados sus antecedentes. Pero él necesita que sí lo parezca. De ahí, su escenificación este martes en La Moncloa: reunión corta y sin apenas margen para llegar a acuerdos. Veremos.