ANÁLISIS

Lo que Roma nos enseñó

El Barça no olvida la caída europea de la pasada temporada y busca sanar aquella cruel herida llegando a la final del Wanda

Valverde entra en Anfield para dirigir el último entrenamiento del Barça.

Valverde entra en Anfield para dirigir el último entrenamiento del Barça. / periodico

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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Malas noticias. A la baja de Firmino se ha sumado la de Salah. Tendremos que rezar para que a Mané no le coja una gripe. Disculpen el absurdo pero son los efectos secundarios de la huella que dejó la eliminación ante la Roma. Lo peor que le pudo pasar al Barça el año pasado fue verse ya en la siguiente ronda y, por eso, cuanto mejor pinta el acceso a la final, más desconfianza me crea.

Me dirán que olvidemos de una vez el fracaso de Roma, que ya deberíamos haberlo superado, y sí, Roma se asume, pero no se olvida. Y tampoco el vestuario, para el cual se ha convertido en casi un tabú. El equipo llegaba a esa vuelta de cuartos de final con un aura de solidez defensiva, y aquel partido no solo se llevó por delante todas las teorías previas, sino que dejó una herida, ya curada pero con cicatriz.

Emparentado al Metz

Pasaran los años y Roma se mantendrá como un referente funesto en eliminatorias aparentemente resueltas, como lo ha sido Metz para la generación de barcelonistas que tienen más de 45 años.

El fantasma del Olímpico ha sobrevolado toda la temporada, desde el primer discurso del capitán allí por el mes de agosto. Y pese al mal recuerdo, lo que Roma nos enseñó ha sido muy útil esta temporada en la que el equipo se ha aplicado y ha eliminado al mínimo el margen de relajación en Champions, aún así, tanto ante el United como ante el Liverpool ha habido minutos que ha quedado a merced del contrario.

Roma también ha servido de ejemplo para evitar cierto desgaste en la plantilla durante la temporada

Roma también ha servido de ejemplo para evitar cierto desgaste durante la temporada, una de las coartadas a los que se acogieron jugadores y directivos y que señalaba a Valverde como responsable. La alineación de Vigo no presentó un solo titular de Anfield.

La del cansancio no fue la única diana que apuntaba a Valverde. Tácticamente, también pareció quedar enterrada para siempre la opción de Sergi Roberto por delante de Semedo. Paradójicamente, justo cuando el Barça vuelve a tener una ventaja cómoda en una eliminatoria, esa apuesta ha salido reforzada del partido de ida. No parece que Valverde, que no cree que les convenga el control, vaya a caer en la tentación esta vez.

Evitar un partido largo

Pero lo que sobretodo nos enseñó Roma es que, independientemente de la disposición de los jugadores, el partido se puede hacer muy largo si uno simplemente espera que pasen los minutos. El 3 a 0 permite un margen de error, pero sigue obligando al equipo a tener un plan y buscar ese gol que le llevaría directo a una final de Champions que se ha convertido en obsesión.

El Barça vuelve a encontrarse con un resultado muy favorable de la ida, el guion ahora deberá ser diferente. Y es cierto, el Liverpool no tendrá a dos imprescindibles en su tridente —ni Firmino ni Salah—, pero también el Barça ha perdido un recurso muy valioso en caso de emergencia. Dembelé no estará para rescatarnos, como generosamente hizo ante el Lyon. No ha vuelto a ser el de antes de la lesión y acabará la temporada fuera del once inicial. Ojalá esté para la final, sería una buena señal, en todos los sentidos.